Opinion

Liberación y derrota

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a liberación de Oscar Tulio Lizcano, excongresista colombiano secuestrado por las FARC en agosto de 2000, supuso ayer un nuevo y exitoso golpe de la policía y el ejército de aquel país contra la perpetuación del cautiverio como mecanismo de extorsión económica y política por parte del narco-terrorismo. Los síntomas de crisis y división interna en las FARC y la eficacia demostrada en los últimos meses por los servicios de información y las fuerzas armadas de Colombia en el cerco al contrapoder armado que la antigua guerrilla mantiene en amplias zonas selváticas y montañosas permiten albergar con más optimismo que nunca la esperanza de la liberación de todos los secuestrados. Pero, al mismo tiempo, resulta más que improbable que las FARC accedan a dar el paso que se les exige si previamente no se percatan de la inexorable derrota a la que están condenados tanto frente al Estado constitucional colombiano como frente a toda la comunidad internacional.