Los españoles se olvidan de las marcas

e acabó la fiesta en el supermercado. La crisis económica y la escalada de precios de los alimentos y productos básicos están acuñando un nuevo consumidor, más mirado y consciente de que se avecinan tiempos duros. Más que nunca los españoles hacen la compra con la vista puesta en la billetera y se olvidan de caprichos superfluos. Adiós a las marcas, bienvenidos los productos de gama blanca. «Se está pasando de un consumidor marquista como era el español a otro que quiere calidad, y las marcas blancas son buenas, pero sobre todo quiere buen precio», asegura Ileana Izverniceacu, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios ( OCU ). Y los productos blancos, comercializados por las cadenas de supermercados como marca propia, conjugan ambas características; garantía y precio sensato, hasta un 50% más barato que el mismo producto, de igual fabricante, pero vendido bajo su marca comercial. Además de las marcas blancas, la receta de los españoles para capear la crisis incluye la selección del supermercado, tienda o establecimiento donde llenar la cesta. Hay ciudades como Madrid donde, según dónde se haga la compra, el ciudadano puede ahorrar más de 1.500 euros al año. En Bilbao ese ahorro asciende a 1.174 euros, y pasan también de los 1.000 euros en Granada, Murcia, Mallorca y Oviedo. En Cuenca, se compre donde se compre el ahorro no pasa de 108 euros.