EL RAYO VERDE

Siemprevivas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dijo el economista José Luis Feito, el miércoles en el Aula de LA VOZ, que las crisis se producen porque la gente piensa que todo va muy bien y las recuperaciones se inician cuando la creencia general es que todo va muy mal. Según su análisis, la funesta penuria que ahora nos atraviesa existía ya, consolidada pero emboscada, en el mejor momento de la bonanza y por las mismas, la recuperación se iniciará en plena crisis, de modo que quienes estén atentos y sean los primeros en detectarla sacarán el mejor partido a la situación. El razonamiento, paradójico en apariencia, es tan impecable como inquietante y reivindica el lado no contable, de pensamiento, que tiene la economía más allá de su confuso argot, el único espacio en que el común de los mortales podíamos aventurarnos a intentar comprender. Pues vaya.

Nada es lo que parece, por lo visto, tampoco en la coyuntura tan implacable de números, índices, hojas de excel. Si nos sentíamos indefensos en manos de las multinacionales primero y de los grandes organismos después -Reserva Federal, Banco Central Europeo, Banco Mundial, FMI- ahora resulta que los imponderables son más. La impresión de que atisbamos sólo un pequeño ángulo de la realidad resulta confirmarse. El mundo, como dice Felipe Benítez Reyes, ocurre en otra parte.

Entre tanto, cada vez somos más los que estamos hartos de que todas las conversaciones giren en torno a la crisis y hasta sospechamos de la insistencia. Es cierto que estamos en crisis, sí, de acuerdo. Pero se está generando un estado de pánico que no va a conseguir sino agudizarla. No sé si interpretar en esta clave la afirmación del prestigioso economista, presidente de la comisión de Política Económica de CEOE, de atisbar la luz a partir del verano de 2009. Lo cierto es que algunos parecen empeñados en que el ciudadano medio saque los cuartos de sus libretas de ahorro y entremos realmente en el caos, como en el banco del padre de los niños de Mary Poppins.

Además, siguiendo a Feito y aunque duela, es bien posible que sea verdad que hay que salir al rescate de las grandes corporaciones con el dinero de todos, porque quienes más van a sufrir si no se hace así no serán los altos ejecutivos multimillonarios que han creado este tiberio, haciendo juegos malabares con las cuentas de resultados, sino los trabajadores con el empleo más precario, los más indefensos, los autónomos, las empresas diminutas.

En estas estamos que los liberales se vuelven intervencionistas. Los americanos planean nacionalizar la banca. Cuando salga este artículo quién sabe qué más habrá sucedido, al ritmo que vamos. ¿Serán signos del fin de los tiempos?, ¿no decía en alguna parte la Biblia algo acerca de la confusión de las lenguas, o de los sexos, o de las identidades?

De modo que, camino del trabajo, me compré unas siemprevivas. Moradas, amarillas y blancas. Pura melancolía, en un flash Valente, que en un poema de sus Fragmentos de un libro futuro, deposita estas flores, tan leves, sobre la tumba de Cernuda, en un gesto similar al de aquel joven desconocido que, unas páginas más adelante, deja a los pies del túmulo del hijo «un ramo de lluvia o de tristeza». Buenas flores para la crisis, pensé, duran mucho. Perfectas para estos momentos de confusión. A pesar de su nombre parecen muertas.

lgonzalez@lavozdigital.es