EN LA CALLE. Unos jóvenes durante un botellón. / LA VOZ
Sociedad

La mitad de los adolescentes que beben se emborrachan al menos cinco veces al año

El 90% de los menores afirma que en su casa se toma alcohol habitualmente Casi la mitad dice que sus padres «son conscientes» de que ellos toman copas

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Alcohol y adolescencia siguen constituyendo un binomio de alto riesgo. Los menores españoles comienzan a beber poco después de los 13 años y lo hacen de forma asidua entre los 14 y los 16.

Tienen un acceso al alcohol relativamente fácil y cercano. Tanto, que 89 de cada 100 adolescentes declara que en sus casas se bebe alcohol de forma «habitual» (48%) u «ocasional» (41%). Hasta un 53% de los adolescentes españoles que consume alcohol se emborracha cinco veces al año y un 7% lo hace casi todas las semanas. Un 33% lo hace «entre 5 y 30 veces al año», mientras que un 8% admite que emborracharse «entre 30 y 50 veces», lo que supone hacer prácticamente cada quince días. Unos abusos que en el 90 % de los casos se concentra durante el fin de semana o los días festivos.

Casi la mitad los adolescentes (47%) asegura que sus padres «saben» que consumen alcohol , mientras que apenas un 20% dice que su padres «no son conscientes» de su consumo de bebidas alcohólicas.

Estudio de cuatro años

Son sólo algunos datos del estudio ¿Por qué beben? Adolescentes y alcohol : claves para comprender a tus hijos, un trabajo que ampara la fundación Alcohol y Sociedad y del que es autor Francesc Xavier Altarriba, sociólogo, neurocientífico. El estudio ha seguido a 23.000 adolescentes de entre 12 y 18 años durante cuatro años. Altarriba plantea que «la batalla contra el alcohol se ha de librar desde la infancia» y asegura que «si no se trasmiten en la infancia valores y hábitos saludables, será más que probable perderla en la adolescencia». Para plantar cara al consumo precoz de alcohol propone recuperar la cultura del «no» y del «castigo responsable» frente a posturas de permisividad absoluta de los padres.

Altarriba examina los hábitos de consumo de unos chicos y chicas -cada vez más éstas- que beben «para intentar separar el divertimento de la obligación, y que por eso concentran el consumo los fines de semana; que tratan de vivir el ocio a tope, desinhibidos para ligar y relacionarse venciendo la vergüenza, y que quieren sentirse aceptados por el grupo». Una búsqueda de aceptación «que convierte en líder al antihéroe, al más fracasado y al de comportamiento más osado, que es el que marca la pauta.

Tanto, que vemos como en algunso casos el estudioso decide suspender para no ser tenido por empollón» explica Altarriba. Asegura el sociólogo que «la pubertad se ha adelantado a los 12 ó13 años y la adolescencia se prolonga hasta los 20 ó 22», de modo que «estamos ante unos jóvenes con mentes infantiles en cuerpos adultos», unos jóvenes que además pertenecen a generaciones que él define como «niños de azúcar o de algodón» en cuya educación «ha estado prohibido el no, que pasan mucho tiempo solos y que se socializan con máquinas como consolas, ordenadores y televisores».

Padres y profesores

Una ausencia de noes y de límites que tendría consecuencias sobre el consumo precoz de alcohol . «Se deben establecer esos límites desde la infancia e instaurar la cultura del no» insiste Altarriba. A su juicio, la ausencia de límites se debe «a que los padres no quiere tensión y los profesores tienen las manos atadas». Propone «sacar el concepto de castigo del baúl; un castigo que no tiene que ser violento o cruel, pero que haga comprender que el esfuerzo tiene premio y las malas prácticas castigo, de modo que los padres puedan frenar los excesos». «Los maestros han perdido la autoridad y corren el riesgo de ser acusados de dificultar la dignidad de los alumnos y eso es hipócrita» agrega este experto.

Según Altarriba los problemas con la bebida «siempre se asocian a otros problemas que se instrumentalizan con el alcohol », de modo que «cuando no podemos cambiar la realidad, cambiamos su percepción a través del alcohol , algo que es un comportamiento meramente adolescente».