SOBRESALIENTE. Israel y Jonathan Gómez Pagés, ayer en el instituto Drago, donde cursan primero de Bachiller. / VICTOR LÓPEZ
CÁDIZ

«No somos rivales, nos motivamos el uno al otro»

Los gemelos Jonathan e Israel Gómez Pagés, con una nota media de 9,95 y 9,93 en Educación Secundaria, han sido premiados por conseguir la mejor trayectoria académica de la capital

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Jonathan e Israel no se ajustan al perfil del empollón. Ni llevan gafas gruesas, ni visten de forma anticuada. No corrigen al compañero cuando pronuncia mal una palabra ni se pasan el recreo en la biblioteca. Estos dos hermanos gemelos, los más listos de toda la Educación Secundaria de la capital, son extrovertidos y visten con vaqueros de moda, comen un 'bocata' en el recreo y salen con sus amigos los fines de semana.

Su físico les haría pasar desapercibidos por cualquier instituto, aunque cuando entran en clase y se ponen delante de un examen, sacan a relucir unas cualidades especiales que les ha llevado a conseguir el premio a la mejor trayectoria académica de Educación Secundaria. Tienen un 9,95 (Jonathan) y un 9,93 (Israel) de nota media y a pesar de que hay unas milésimas de diferencia, estos gemelos aseguran que «no somos rivales, tenemos una competencia sana y nos motivamos el uno al otro», apunta uno de los hermanos.

Y es que las diferencias entre Jonathan e Israel son mínimas. Son difíciles de distinguir por su apariencia, y además comparten pupitre, gustos y aficiones. Hasta tienen previsto estudiar la misma carrera y sueñan con dedicarse a la medicina en un futuro no muy lejano, aunque para ello aseguran que «aún tenemos mucho que estudiar».

Consideran la constancia como la clave del éxito. Por esta razón, dedican un tiempo todos los días a repasar y subrayar todo lo que han dado en clase, «y así no se te acumula el trabajo», señala Israel. Jonathan también destaca la labor de sus padres en su enseñanza, «porque ellos nunca nos han obligado a estudiar y sólo nos han dicho lo importante que es para nuestro futuro». De hecho, su madre, Paqui, es una auténtica seguidora de sus hijos. «Siempre dice que siente muy orgullosa y que es el mejor regalo que se le puede hacer a una madre», comentan los alumnos, que cuentan con otras tres hermanas a las que también les han ido muy bien los estudios.

Cantar y bailar

Estos gemelos no sólo son los más listos de la clase del instituto Drago y del Cornelio Balbo, donde cursaron Secundaria, sino que también han desarrollado muy buenas cualidades para cantar, bailar y tocar instrumentos. De hecho, los dos saben tocar la trompa, un curso que realizaron en tres años aunque estaba previsto para cuatro; también han aprendido a tocar la guitarra y han realizado un curso de danza y baile flamenco en el Conservatorio. El tiempo se estira tanto para ellos, que incluso en estos últimos años les ha quedado un hueco para colaborar en una parroquia y cantar en una coral. Los idiomas también son, para estos alumnos, una formación añadida, y acuden casi todas las tardes a la Escuela Oficial de Idiomas, donde realizan el tercer curso de inglés.

Jonathan e Israel llevan un ritmo vertiginoso durante toda la semana para poder abarcar todas estas parcelas, pero cuando llega el viernes paran la máquina. «Desde la salida del instituto el viernes hasta el domingo lo dedicamos a descansar, a salir con mis amigos y a entretenernos», comenta Israel. Y con estos hábitos, que parecen sencillos en teoría pero que requieren mucho esfuerzo en la práctica, jonathan e Israel se han convertido en los gemelos sobresalientes de la Secundaria, y ahora pretenden hacerse también con el galardón de Bachillerato, que a buen seguro, no les importará compartir una vez más.

nagrafojo@lavozdigital.es