DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

Jerez 2013: Año Internacional del Flamenco

E n 2013, Jerez se va a poner flamenca. La banda sonora de la ciudad van a ser las palmas por bulerías, en nuestra bandera florecerán lunares y podremos gritar al mundo entero que el duende, el famoso duende, es nacido y criado en nuestras calles. El Ayuntamiento ha decidido que 2013 sea el Año Internacional del Flamenco en Jerez. No es mala idea, en absoluto, dedicar doce meses por entero a darle lustre a nuestra cultura, aunque todavía no sabemos absolutamente nada de lo que se va a hacer.

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Lo único tranquilizador es que al frente de esta iniciativa, el Gobierno local ha puesto a un hombre inteligente como pocos y gran conocedor de los circuitos culturales de todo el mundo como es Francisco López, quien hasta ahora había sido el director del Teatro Villamarta. Si lo dejan trabajar, si no hay demasiadas injerencias políticas -algo que, por cierto, dudo- puede surgir una buena programación para ese año.

Es lógico pensar que al abrigo de este proyecto estará la inauguración de la antes llamada Ciudad del Flamenco, que, de momento, no es más que un solar cubierto de jaramagos, pero que está llamada a ser uno de los más importantes epicentros culturales de nuestro país.

Temor

Así las cosas, este invento del año internacional del flamenco digamos que suena bastante bien, pero habida cuenta de experiencias anteriores en nuestra ciudad, son también muchas las dudas y temores que levanta un acontecimiento de estas características. Llevamos años repiténdonos machaconamente que las grandes potencialidades de Jerez con el caballo, el vino y el flamenco.

De estas tres, sólo una, la del vino, puede ser considerada industria, y, lamentablemente, en horas muy bajas si observamos el esplendor del que disfrutó en tiempos pretéritos, la riqueza que generó y los puestos de trabajo que se crearon. Pues bien, con el vino en franca decadencia, quisimos aprovechar nuestra posición de privilegio en el mundo del caballo para celebrar los Juegos Ecuestres de 2002 y conseguir que este sector se convirtiese en una de las patas económicas de la ciudad. Estrepitoso fracaso.

Los Juegos Ecuestres

Los Juegos dejaron una montaña de deudas y el tiempo nos ha demostrado que el caballo sigue sin ser una actividad con el suficiente potencial que requiere una ciudad como la nuestra. Lo único positivo que sacamos de aquel 2002 fueron las infraestructuras, algunas de ellas totalmente infrautilizadas, que se quedaron en Jerez.

Y bien, ahora le llega el turno al flamenco. Ahora queremos elevar el flamenco a los altares del mercado y convertirlo en la fuente de ingresos que no ha sido nunca. Sólo en el Festival de Jerez han asomado tímidamente las posibilidades que puede ofrecer esta expresión cultural como generadora de riqueza para toda una ciudad. Por eso, o de Jerez 2013 con todos los parabienes que aparentemente pueda tener, corre el serio riesgo de convertirse en una especie de Fiesta de la Bulería de doce meses de duración y, después, si te visto no me acuerdo.

Confiemos en que el Año Internacional del Flamenco no sea una mera sucesión de actuaciones, una retahíla de cantes y bailes, y logre poner las bases de, no digo ya una industria, pero, al menos, una actividad con un mínimo de trascendencia económica.

Futuro

No obstante, soy de los que pienso que Jerez no puede confiar su futuro ni al flamenco, ni al caballo, ni al vino, y que, por mucho que sean nuestras señas de identidad, esta ciudad está obligada a buscar otras fuentes de negocio. Desafortunadamente, ninguno de esos tres símbolos van a rebajar los sonrojantes números del paro. Ni el caballo, ni el vino ni el flamenco son la industria de futuro que Jerez precisa y que, visto lo visto, probablemente pase por el sector agroalimentario o el de la automoción, o ambos. Esta muy bien lo de Jerez 2013, pero hay que ponerse a trabajar ya en construir nuevas alternativas económicas para los jerezanos y conseguir que los negocios duren en esta ciudad un poco más de lo que se tarda en cantar una bulería.