CRÍTICA DE TV

'El comisario'

Telecinco ha estrenado la nueva temporada de El comisario, su serie policial española de más éxito y, más aún, el producto nacional de mayor fortuna en este género. En realidad lo del estreno de nueva tanda no era noticia, sino rutina, porque viene pasando todos los años; la noticia era -es- que El comisario celebra su décimo aniversario, nada menos: el próximo 26 de abril cumplirá diez años de presencia ininterrumpida en pantalla, lo cual es más que suficiente para que esta serie merezca un lugar destacado en la historia de la televisión española. Tal vez nadie recuerde cómo empezó todo: con una especie de telecomedia de situación donde la comisaría sólo era un escenario como cualquier otro y con unos guiones que ponían el acento en las relaciones familiares y personales más que en la trama propiamente policial.

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Aquello no funcionó; no es que fuera un fracaso sin paliativos, pero no funcionó. Además, los protagonistas (Tito Valverde, que sigue siendo el comisario, y Silvia Abascal, que hacía de hija de éste) venían de desempeñar papeles equivalentes en Pepa y Pepe, aquella notable comedia familiar de TVE, de manera que verlos trasplantados a un ambiente policial resultaba rarísimo. Pero en aquellos años -1999- las cadenas todavía apostaban por sus productos y les daban tiempo para cuajar, sin cargárselos a las primeras de cambio. Una serie como Hospital central, estrenada también en abril de 1999 y que empezó descalabrada, pudo ser reorientada hasta convertirse en el éxito que ahora es. Y del mismo modo El comisario viró rápidamente, abandonó el tono familiar, se concentró en la temática policial y empezó a introducir escenas de acción cada vez más exigentes. A partir de la tercera temporada, El comisario ya era una serie policial "a la americana" con todos los atributos del género. Desde entones hasta ahora, la serie ha encontrado un estilo inconfundible al que ha correspondido, en justa reciprocidad, un público muy fiel. Ese estilo descansa sobre tres rostros: el del propio comisario Castilla (Valverde) y la pareja Charli-Pope (Juanjo Artero y Marcial Álvarez), apoyados a su vez en un plantel de secundarios variable, pero muy bien trenzado.