Los servicios de emergencias atienden a una de las víctimas que dejó el conductor perturbado en su recorrido diabólico. / S. SALAS
ANDALUCÍA

El conductor de la malagueña calle Larios anunció horas antes en un foro de policías que se iba a suicidar

Antes de arrollar a una decena de personas, entró en internet para contar sus últimos sufrimientos

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El conductor perturbado que arrolló a una decena de personas el sábado al mediodía en la peatonal calle Marqués de Larios, en el centro histórico de Málaga, anunció horas antes del suceso en un foro de policías que iba a quitarse la vida. «Estoy arto de sufrir, de sufrir impotencia, y simplemente me voy a suicidar», dejó escrito a las 6.37 horas Antonio B. M. -con su nombre y apellidos completos-, en una web especializada en oposiciones al Cuerpo Nacional de Policía. Tres cuartos de hora después escribió otro comentario.

El autor de los atropellos, que tiene antecedentes policiales por homicidio y que se encontraba en tratamiento psiquiátrico, encabeza su escrito identificándose como «guardia civil retirado» y a continuación relata en el citado foro varios incidentes que había tenido en los últimos tiempos. Uno de ellos ocurrió en el mes de julio en el Opencor situado frente al hospital Carlos Haya, «cerca de donde yo vivo», si bien antes ya había detectado «miradas agresivas» del personal de la cafetería.

A juzgar por sus comentarios, Antonio B. M. debió ser un cliente difícil para este establecimiento, puesto que en casi todas sus visitas tuvo algún incidente con los empleados, según comenta él mismo. El último ocurrió en la noche del pasado 13 de julio, tras discutir con un camarero y negarse a pagar un bocadillo porque no se lo habían puesto «de jamón serrano con tortilla y tomate». Vino una patrulla de la Policía Nacional, que lo trasladó a comisaría para «denunciar el hecho». «Una vez en comisaría me dijeron que lo mejor era ir a la Oficina de Consumo y presentar una hoja de reclamaciones».

Quedó en libertad y se dirigió de nuevo a Opencor antes del cierre para pedir una hoja de reclamaciones. Allí dice que se encontró con el vigilante de seguridad en una actitud «agresiva». Esa situación le hizo perder los nervios, según confiesa él mismo. «Perdí la paciencia y lo rodeé para llegar hasta la encargada y pedirle la hoja, pero el guarda me agarró para expulsarme de la tienda (...). Intentó hacerme una llave de artes marciales, pero me zafé y me lancé a su cintura, derribándolo. Unos agentes del CNP que se encontraban en la cafetería se presentaron, me pusieron los grilletes y me sacaron fuera».

Antonio B. M., que fue dado de baja en la Guardia Civil en el año 2003 por sus trastornos mentales, relata en otro apartado que sufrió un accidente, «donde yo no tenía la culpa», cuando se dirigía al Palacio de Justicia. En esta ocasión carga sus iras contra la Policía Local, con toda clase de insultos. «Y ahora, mi compañía, se desentiende de mí», se queja.

Estos comentarios los colgó en el foro pasadas las seis y media de la madrugada. Cinco horas después cogió su coche, un Rover de color negro, y se dirigió al casco antiguo. Malagueños y turistas paseaban plácidamente por la vía peatonal, eje principal de la ciudad. Entre los visitantes se encontraban cruceristas que habían aprovechado la escala para hacer compras.

Una pesadilla

Nadie podía imaginar que estaban a punto de vivir una auténtica pesadilla cuando el citado vehículo, irrumpió a toda velocidad en la peatonal calle -aseguran que iba a 70 kilómetros/hora-, arrollando a las personas que se encontraba a su paso. Dejó una decena de heridos, de ellos dos mujeres en estado grave siguen ingresadas en centros hospitalarios. Antonio B. M. iba al volante como un loco. La gente se quitaba de en medio despavorida. Algunos se refugiaban en el interior de las tiendas.

El kamikaze recorrió la calle de una punta a otra, dio una vuelta por la plaza de la Constitución haciendo estragos, y retornando por Larios hacia la plaza de la Marina, hasta que un camión de Limasa, según algunos testigos presenciales, le cortó el paso.

Un camarero y un policía nacional de Melilla, que se encontraba en Málaga por motivos médicos, hicieron el resto. Algunas personas que se encontraban en ese momento en la calle Larios llamaron ayer a este periódico indignadas para denunciar la demora en llegar de la Policía, que minutaron en un cuarto de hora. En un vídeo doméstico colgado ayer en internet se observa el vehículo infractor, con Antonio B. M. en su interior, rodeado de gente con intención de lincharlo. Parcialmente aparece en la escena un musculoso joven que habla por el teléfono móvil al tiempo que exhibe una placa de policía pidiendo a la gente que se retirara del vehículo. A Antonio B. M. ya no le dio tiempo a leer lo que otros foreros opinaban de él y de sus comentarios que había escrito a temprana hora. La Policía Nacional lo apresó y lo trasladó a un centro sanitario para que fuera reconocido. Ayer, domingo, pasó todo el día en los calabozos de la Comisaría Provincial de Policía, a la espera hoy de ser puesto a disposición del juez. Mientras, las reacciones a sus comentarios se sucedían en el foro. «Este no es el lugar de venir aquí a soltar la parrafada», le critica uno. Otro, cuando ya había ocurrido el trágico suceso, le espetaba: «Por lo que veo tú no te llevas bien con los trabajadores de hostelería y los agentes del CNP». Otro internauta le recomienda «relax, que todo tiene solución».

Este ex guardia civil, cuyo último destino fue la Agrupación de Tráfico de Lorca, tiene también antecedentes policiales «por homicidio doloso», según una nota difundida por la Comisaría.