PREPARATIVOS. La familia González Ramírez ultima los preparativos para la marcha de Alí. / T. S.
Jerez

Apurando las horas en Jerez

Un grupo de 39 niños saharauis disfruta ya de los últimos días en sus hogares jerezanos antes de regresar con sus familias a los campos de Tinduf

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Alí le pide besos a Mari Carmen y se agarra de su cuello a cada momento. No para de reírse y lleva bien la cuenta de cuántos días le quedan en Jerez, en casa de la familia que lo ha acogido para disfrutar del verano. «Mari Carmen es familia de mí», dice con una amplia y perenne sonrisa este pequeño saharaui de nueve años que forma parte de los 39 niños del programa Vacaciones en paz, promovido por la Asociación Amiraui.

Alí Brahim es inquieto y ha aprovechado bien estos dos meses en la ciudad. «Le gusta mucho ir a la playa, a la piscina y al campo del abuelo», asegura Mari Carmen mientras el niño la abraza entre risas. Es el primer año que Alí vive con esta familia jerezana en la que ha encontrado dos estupendos compañeros de juegos: Alejandro, de ocho años, y José Manuel, de trece. «Tengo muchos amigos aquí», continúa el pequeño -que no pierde un detalle de la conversación- mientras enumera los nombres de sus nuevos amigos: «Andrea, María...»

El primer grupo de niños saharauis partirá el domingo hacia sus respectivos campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia). Alí vive en Smara con sus padres y sus siete hermanos. «Habla con su madre por teléfono cada dos o tres días». El año pasado también pasó las vacaciones fuera de Argelia. «Estuvo en Francia pero no con una familia sino en un colegio y el trato no es el mismo», cuenta Mari Carmen. El niño no lo duda cuando le preguntan adónde irá el próximo verano: «¿A España!».

Sin conocer el idioma

«Cuando llegó no sabía nada de español -recuerda Mari Carmen- pero empezó a decir algunas palabras a los dos o tres días. Ya entiende todo». Además del idioma, a Alí le costó un poco adaptarse a su casa de Jerez: «Se sentó en el sofá y estuvo llorando un par de horas. Ese día no comió nada. Después se le pasó y ahora está feliz». Mari Carmen cuenta que sus hijos «son muy independientes y él siempre estaba encima de ellos; ahora es Alejandro el que lo busca». El caso de Alí se ha repetido en varias docenas de hogares jerezanos, como asegura la responsable del programa en Jerez, Mari Romero: «No hemos tenido un solo problema. Ha funcionado todo estupendamente».

El niño volverá a su tierra natal con casi cuatro kilos más de peso, aunque sigue siendo espigado. Él mismo cuenta todo lo que ha probado en Jerez y lo que más le gusta: «Tarta, hamburguesas, patatas fritas, lentejas, paté de atún, macarrones, batido de fresa, Nocilla, jamón de york, mantequilla y ¿los conguitos!», ríe. También hay alimentos que no le gustan: «Dice que no quiere comer arroz con agua, o sea, puchero», explica Mari Carmen.

Preparativos

En casa de Mari Carmen y José Manuel están ya preparando la maleta de Alí. Se puede llevar una caja de hasta treinta kilos para la que ya han comprado de todo: «Aceite, leche condensada, tomate en lata, miel, lentejas y otras muchas cosas además de ropa de abrigo porque el invierno es duro en los campamentos», relatan los jerezanos. «Yo quiero dejar aquí el paté de atún y llevarme en la caja a Alejandro y José Manuel», explica el niño entre risas y miradas cómplices.

«Hemos vivido un verano diferente con Alí en casa», asegura esta familia jerezana que es acogedora de Amiraui por primera vez. «Creo que todos tenemos derecho a disfrutar de otras cosas aunque sea en un momento puntual y luego tengan que volver. Aquí pueden alimentarse bien, ir al médico a ponerse sus vacunas y divertirse para luego pasar mejor el invierno», continúa. «Yo lo recomiendo». El marido de Mari Carmen, José Manuel, corrobora sus palabras: «Ha sido una experiencia nueva y bonita». El carácter del niño ha contribuido también a esta sensación: «Es muy cariñoso. Llegó como un halo de alegría». La familia agradece también el apoyo de Amiraui: «Elí en el periódico que hacían falta familias acogedoras y llamé. Te lo facilitan todo. Estoy muy contenta».

Para el último día de Alí en Jerez -al menos, por este verano-, la familia González Ramírez ha planeado una visita al Zoo: «¿A ver al elefante Buba!», exclama el niño mientras se le ilumina el rostro.

vmontero@ lavozdigital.es