¿UNA PIÑA? Los jugadores españoles celebran abrazados la victoria que les llevaba a las semifinales. / REUETRS
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Los españoles sacan pecho

El triunfo ante Croacia resarce a jugadores y técnico, que censuran las críticas recibidas en los Juegos

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Tenían ganas de resarcirse del «desastroso partido ante Estados Unidos», calificado así por Aíto García Reneses, y de las críticas recibidas por su inquietante primera fase, por la pobre imagen ofrecida no sólo frente a los americanos, sino también ante China, Alemania y Angola. La selección había perdido la alegría, se había olvidado del esfuerzo colectivo y estaba atenazada por la ansiedad.

Con la cabeza no centrada exclusivamente en el baloncesto, en un ambiente enrarecido, provocado no sólo por las rotaciones y las decisiones del seleccionador, sino también por la ausencia de un verdadero espíritu de grupo. La selección parece otra muy distinta gracias al triunfo ante Croacia, por lo mucho que significa para la mejor generación del baloncesto español, y por la forma de conseguirlo, con sacrificio desde la defensa. El objetivo es culminar los Juegos con un podio, y el camino ha vuelto a despejarse. Aunque España no enamora con su juego, la victoria fue aprovechada por algunos jugadores para reivindicarse. Todos coinciden en proclamar que la unión no se ha perdido en ningún momento, y que este es el mismo equipo de siempre, pero la mentalidad no es ahora la misma. Al menos, así lo demostró en el momento de la verdad, en el que el equipo respondió cuando estaba prohibido fallar.

«Teníamos confianza en nosotros mismos, lo fácil es meter caña cuando se pierde un partido», se quejó Marc Gasol, el primero en salir de los vestuarios, donde se dirigieron los españoles nada más acabar el encuentro con caras muy serias, como si hubieran perdido, sin celebrar la victoria con un choque de manos o un gesto cariñoso.

«Sí, nos habéis dado caña», exclamó Rudy Fernández, que reclamaba tras ganar a Angola que la selección volviese a disfrutar en la cancha y sentenciaba: «Hemos empezado a sonreír».

La paliza de Estados Unidos hizo mucho daño, pero debe haber sido una gran lección. «Ahí aprendimos que teníamos que luchar, y ante Croacia desde el primer minuto se ha demostrado el carácter de este equipo», reconoció el escolta mallorquín del Joventut, que definió el duelo de ayer como «el mejor partido de España en los Juegos en el aspecto defensivo». «Ésta es la comunicación que quería el entrenador», dijo Rudy, que defendió las rotaciones de Aíto: «Todos tenemos que acostumbrarnos a lo que nos pide el entrenador».