JUDO

La delegación española se va otra vez de vacío

Esther San Miguel dejó escapar el bronce que tenía asegurado y España firma una actuación decepcionante

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El judo sufrió otra gran decepción en Pekín. El deporte en el que estaban puestas tantas esperanzas se despidió otra vez sin medalla, por segundos Juegos consecutivos. Desde que el judo es olímpico España siempre se había subido al podio, para acumular seis metales en Barcelona, Atlanta y Sydney, pero en Pekín se ha repetido la maldición de Atenas. Esther San Miguel dejó escapar ayer un bronce que tenía asegurado y el judo español no pudo despedirse de peor manera. Se acariciaron dos medallas de bronce, ya que Leire Iglesias también la rozó el día anterior, pero no se logró ninguna.

La mala suerte también ha acompañado a España en esta cita olímpica, porque Ana Carrascosa se lesionó cuando estaba muy cerca de la lucha por el podio. David Alarza fue otro que resultó lesionado, mientras que Óscar Peñas fue perjudicado por un polémico 'ippon' en su primera pelea, e Isabel Fernández, de quien llegó a decirse que tenía una medalla asegurada, también dijo adiós por decisión de los jueces -en su caso no había ninguna excusa-, y se quedó sin opción de entrar en la pelea por un metal. Al final, España cierra su participación con dos quintos puestos (Leire y Esther) y un séptimo (Ana Carrascosa).

Judokas y técnicos españoles justifican lo sucedido en la dificultad de este deporte y el potencial de los rivales, aunque en el caso de Esther San Miguel lo que le apartó del podio fue un grave error, una entrada que no debía haber hecho en los últimos segundos de la final de la repesca, cuando tenía ya la medalla colgada del cuello. «La competitividad sube y esto refleja la salud de los Juegos», defiende el entrenador de las cuatro olímpicas españolas, Javier Alonso, marido de Isabel Fernández, que entiende que «si la lectura por no haber sacado una medalla es negativa, no se puede hacer otra cosa», aunque no entiende que tras los Juegos de Atenas «se llegase a hacer tal lectura cuando hubo tres combates por medalla».

En Pekín han sido dos, y de forma consecutiva. El último, el de Esther San Miguel, que tras su dolorosa derrota quiso reivindicar a todo el equipo olímpico español. «Enseguida nos echan encima que si no sacamos una medalla es un fracaso de los deportistas españoles, pero nadie sabe lo que trabajamos para llegar hasta aquí y lo que damos. Yo he tenido tres años muy duros de lesiones y tengo que celebrar este momento y disfrutarlo. A nadie como yo le va a doler no tener esta medalla», aseguró la burgalesa.

Las rodillas rotas

«Que no nos echen tierra encima, porque los que venimos aquí curramos y todos queremos ganar, y sólo pueden vencer unos pocos», rogó Esther, que hace tres años se rompió los ligamentos cruzados de su rodilla derecha, estuvo un año con ella destrozada, se operó, y antes de que transcurriese un año también se rompió la otra, aunque acudió así al Campeonato de Europa de 2007, donde conquistó la medalla de bronce. También fue intervenida de la rodilla izquierda, pero le salió una trombosis y debió estar nueve meses sin practicar judo. Hasta febrero no le dieron el alta y desde entonces hasta hace muy poco tiempo tuvo que pelear por la clasificación olímpica y prepararse para estos Juegos, en los que ha estado a punto de salvar el honor español. «Estoy orgullosa, estoy contenta, porque tengo que valorarlo todo. Me da mucha pena que el judo no haya conseguido medalla», dijo emocionada.

Su entrenador proclama que «el judo es cada vez más difícil con la globalización», y recuerda que «los países del Este invierten en lucha». Cuando se le pregunta si España sigue siendo una potencia en judo, no tiene dudas: «El tercer o cuarto país de Europa». También Óscar Peñas habla de la dificultad de conseguir medalla en unos Juegos. «Van a cambiar el sistema de competición, porque a muchos judokas no les conocemos, ya no compiten casi nunca, sólo cuando llegan aquí».