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«No creo que siga compitiendo»

Decepcionada por su eliminación, Isabel Fernández, la esperanza en judo, insinúa su adiós

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Ebandonó el tatami entre lágrimas, con la cabeza gacha, y fue incapaz de pronunciar una sola palabra a su paso por la zona mixta. Regresó una hora y media después de la enorme decepción que le supuso despedirse de sus cuartos Juegos Olímpicos sin una medalla. Todas las esperanzas que había puestas en Isabel Fernández se fueron al traste tras sólo tres combates, en los que siempre estuvo «bloqueada», como ella misma reconoció, sentenciada en el definitivo por una amonestación de los jueces ante la brasileña Ketleyn Quadros, que al final se llevó una medalla de bronce. Con seguridad habrá sido el golpe definitivo. «Estos iban a ser mis últimos Juegos y no creo que siga compitiendo», anunció, ya con la cabeza fría, la veterana judoka alicantina de 36 años, que aspiraba a un tercer metal olímpico y con lo que se quedó fue con una tremenda sensación de rabia e impotencia. Todo se le había puesto de cara para optar incluso a una medalla de oro, porque a quien consideraba su principal rival, la coreana Kye, fue eliminada a las primeras de cambio, en una de las múltiples sorpresas de la jornada. «A veces, cuando tienes el torneo más despejado es peor», reveló la alicantina.

De nada sirvió el apoyo del grupo de veinte personas de su club de judo de Alicante que no dejaron de animarla desde la grada al grito de «¿Isa, Isa!» en cada pelea. En las tres necesitó la 'técnica de oro', porque en ninguno de sus enfrentamientos fue capaz de puntuar con una llave durante los cinco minutos establecidos. Cada combate fue un suplicio para la española, que siempre llevó la iniciativa pero se encontró con tres rivales de cuidado, que la conocían demasiado. La que impidió su clasificación para las semifinales, para quedarse a un combate del oro, fue la holandesa Deborah Gravenstijn, plata este lunes en Pekín tras el bronce que consiguió en Atenas, donde Isabel también se fue de vacío.

Sólo ganó una pelea, la primera a la americana Gotay (por 'yuko'), algo esperado, aunque ya sorprendió que no pudiese con ella durante el tiempo reglamentario. Después le esperaba una judoka temible, que ahora tiene dos metales en unos Juegos. La española estaba igualada con Quadros a sólo 40 segundos para el final de la 'muerte súbita' y el duelo se encaminaba hacia una decisión de los jueces. Sin embargo, Isabel fue fulminada por los árbitros por entrar de rodillas. Se veía venir.

«Me tocó la china»

«Pensaba que la iban a sancionar a ella y he sido yo la sancionada. A veces toca la china con el arbitraje. Unas veces te favorece y otras no. En cualquier caso, creo que no me tenían que haber sancionado», repetía Isabel, que ganó su único oro olímpico por una amonestación a la cubana Driulis González y ocho años después ha sido ella víctima de una decisión de los jueces. Intentó encontrar consuelo al recordar que «de las favoritas, la coreana, la alemana, la austriaca... ninguna ha sido ni siquiera repescada. Es lo que tienen los Juegos». Su entrenadora, Sacramento Moyano, había insistido la víspera en que Isabel era «medalla segura», pero durante toda la mañana los técnicos de la federación y sus compañeros de equipo quisieron mostrarse prudentes, «porque el judo está muy igualado, todas vienen a lo mismo y cualquiera puede ganar a cualquiera, como se ha confirmado con la coreana (Kye), que tiene tres medallas olímpicas». Era la cifra a la que aspiraba Isabel para haberse convertido en la segunda judoka de la historia con tres metales olímpicos en la categoría de menos de 57 kilos. Incluso, en el mejor de los casos, podría haber llegado a ser la tercera con dos oros en todos los pesos. Ya no será posible.