Jerez

Los Badanelli, doctores y abogados

José Luis fue un reconocido médico que dejó una saga de grandes profesionales del derecho y la medicina

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Procedentes de Florencia, los Badanelli arribaron a El Puerto de Santa María a finales del siglo XVIII, en donde, como otros mercaderes Genoveses, se asentaron para negociar, ya fuera con sus mercaderías, ya con actividades profesionales.

No tardaron en hallar una actividad lucrativa y prestigiosa, dedicándose a la hostelería. Por entonces sólo había en El Puerto de Santa María casas de comidas y fondas donde se servían vulgares y frugales platos, por lo que los Badanelli montaron y pusieron en servicio un restaurante llamado Vista Alegre, a cuyo frente Don Tomás Badanelli puso una carta con 40 platos diferentes en la que se combinaba la cocina italiana con la andaluza.

Debido a esta actividad, esta familia florentina consiguió gran fama y predicamento en El Puerto, en donde se asentaron definitivamente y prolificaron, llegando a formar parte de la sociedad burguesa de esta población costera, en la que colaboraron en su progreso y desarrollo. Es digno de resaltar y para ello dar a conocer publicándolo en las páginas de LA VOZ, cómo el 1 de Julio de 1877 un miembro de esta familia, concretamente Don Pedro Badanelli, formó parte de la comisión organizadora encargada de recabar fondos para poner la primera piedra y construir la Real Plaza de Toros de El Puerto de Santa María, actuando de secretario del Conde de Osborne, figurando su nombre en las escrituras de dicha plaza y por su colaboración económica junto con la de otras familias portuenses que como mecenas sufragaron la construcción de esta plaza de toros de fama mundial, de la que, por su prestigio y tradición torera, dijera el torero-poeta: «¿Quien no ha visto toros en el Puerto no sabe lo que es una tarde de toros!».

En su evolución, los Badanelli fueron esparciéndose por nuestra provincia, mudándose a la ribereña y también costera población de Sanlúcar de Barrameda, en donde el 8 de junio de 1903 naciera para la medicina el prestigioso doctor don Jose Luis Badanelli; quien estudiara en los Escolapios de Sanlúcar, para, una vez terminado el bachillerato, matricularse en la Facultad de Medicina de Cádiz, siendo con sus 39 matrículas de honor uno de los mejores expedientes académicos de todos los que hayan pasado por dicha Facultad.

Una vez doctorado, ejerció en Sanlúcar, pero, debido a que en 1933 casó con la jerezana de ascendencia montañesa Doña Josefa Marcano, se instaló en Jerez, donde obtuvo un gran prestigio y reconocimiento social como profesional de la medicina, como intelectual y persona de bien.

De acusado ojo clínico, este internista ejerció la medicina general en el ambulatorio jerezano y en su consulta particular como médico de numerosas familias de la ciudad.

Anécdotas

Era tal su reconocimiento y fama que en cierta ocasión, y en agradecimiento a su persona, un paciente residente en Madrid quiso felicitarle por Navidad. Al ignorar su lugar de residencia, franqueó un sobre en el que previamente había caricaturizado al doctor Badanelli en un dibujo de extraordinaria semejanza, a cuyo pie sólo figuraba Jerez. Ni que decir tiene que, según el matasellos, la felicitación tardó dos días en llegar a su destino.

Como buen intelectual, el doctor Badanelli gozaba de un fino y mordaz sentido del humor, por lo que en este aspecto son numerosas las anécdotas que aún recuerdan sus amigos y allegados.

Todos los profesionales de la medicina tienen pacientes cuya hipocondría les lleva a frecuentar la consulta casi a diario. Tal era la frecuencia de una de estas ¿enfermas? que, al dejar de verla en la sala de espera, el doctor Badanelli acusó su falta. Pasado el tiempo, en su ir y venir por el barrio, se la tropezó en la calle. Después de tantos años de seguimiento de sus achaques, era de rigor preguntarle por su salud y la razón de su ausencia. Parroquiana como Don Jose Luís, le respondió que en sus visitas a la Iglesia de San Dionisio le había pedido al párroco que rogara por su salud al patrono. Porque, a pesar de sus desvelos, el doctor Badanelli no conseguía restablecerla ni física ni psicológicamente, por lo que el cura Bellido le había recomendado dejara toda medicina e, invocando el nombre de Dios, tomara al levantarse tres buenos buches de una infusión carminativa y febrífuga de hierbas silvestres que vendía el boticario de la plaza Plateros. Al oír Don Jose Luís las prescripciones del párroco contestó con sorna: «¿Dígale usted a Don Luís Bellido que hoy digo yo la misa de una!».

Debido a su profesionalidad, estudio y experiencia, Don Jose Luís Badanelli fue un médico muy considerado por sus colegas, siendo requerido para participar en no pocas consultas médicas en las que las patologías presentaban dificultades de diagnóstico. Parecía que con su presencia se calmaban los ánimos, se disipaban las dudas y se esclarecía la etio-patogenia para satisfacción de los familiares del paciente y de los profesionales que lo asistían. Y todo debido a la humildad con que el doctor Badanelli había llevado a cabo los diagnósticos diferenciales, razonado los síndromes y efectuado el juicio clínico.

Fue tan querido en nuestra ciudad que a finales de los años setenta, Jerez lo hizo hijo adoptivo, como igualmente fue hijo predilecto de Sanlúcar de Barrameda, su ciudad natal y también Langostino de Oro.

El doctor Badanelli tuvo cinco hijos: Jose Luís (abogado), Miguel Angel (cirujano), Pedro (odontólogo), Vicente (médico) y Carlos (abogado). Como ya hemos dicho, médico brillantísimo, conversador inteligente, erudito conferenciante y congresista de gran maestría, orlaba cualquier intervención con su fino humor. Hombre de gran fe cristiana y esperanza eterna, falleció el 16 de julio de 1989 dejando por su categoría humanista y trayectoria profesional una importante huella entre los jerezanos.

La saga

Pero la saga continúa y, aunque todos sus hijos son grandes profesionales del derecho y de la medicina, quizá por su extrovertida personalidad, don de gente y categoría profesional, es su hijo el doctor Don Miguel Ángel el más conocido y popular de los Badanelli.

Cirujano general especializado en el aparato digestivo, de larga, fructífera y acreditada vida profesional, el doctor Don Miguel Ángel Badanelli es sin duda el cirujano jerezano de mejor y mayor historial, habiendo formado con sus otros compañeros médicos Don Dionisio Romero, Don Miguel Luna, Don Antonio Agarrado y Don Juan Puerto, el mejor equipo que ha tenido la historia de la medicina en Jerez.

Hombre inquieto, de gran lucidez y ameno trato, goza de unas singulares características personales que lo distinguen de sus compañeros y amigos de generación, siendo igualmente congresista y ponente de importantes jornadas sobre patología digestiva, que alumno de los cursos de lengua gitana (Chipí-Callí) que tan interesantemente impartiera el recordado profesor Don Rafael Fernández, El Nene.

Estos rasgos personales de sencillez y sensibilidad le hacen disfrutar de otras muchas facetas del arte, como es la del cante por derecho, ése que se dice con fatiga y que sale del fondo de la barriga. Como sentir el escalofrío de una media verónica de Paula, del que es seguidor impenitente.

Sensible a la pintura, sobre todo al dibujo, es coleccionista de importantes y deliciosas obras. También conocido gastrónomo, es nuestro Julio Camba jerezano. Pero ha sido su constante presencia en los tendidos la que lo ha hecho destacar como el gran aficionado que es a la Fiesta Nacional. Miembro fundador y alma mater de la tertulia Los Trece, institución formada por una selección de buenos aficionados al arte del toreo, junto a los que ha organizado memorables actos y pregones en defensa de los valores artísticos y culturales de nuestra fiesta.

Amigo personal de toreros de a pie y a caballo, lo es también de ganaderos y veterinarios de la cabaña brava, como, por su profesión, de los cirujanos especializados en cirugía por asta de toro y, por su sensibilidad, de artistas de la talla de Rocío Jurado.

Amigo de sus amigos, gran conversador y defensor a ultranza de los valores de la familia, compartir una velada con Miguel Ángel es todo un lujo.