Lo que queda de Los Brincos

Después de tanto porompompón, de tanto pequeño ruiseñor y de tanta ovejita lucera, la España de finales de los 60 cogió la guitarra eléctrica y se dejó crecer el flequillo. Con un sorbito de champán, Los Brincos brindaron por la primavera que ya esperaba detrás de la esquina. Nota a nota comenzaron a enterrar las melodías marchitas del tardofranquismo, abrieron la veda a Los Bravos, Los Sírex, Los Ángeles o Fórmula V. Entre 1965 y 1969, la formación original del grupo obtuvo 12 veces el número uno en ventas y tres Records World (ahora se llaman Grammys). Esta noche, con sólo un superviviente de los 60 aún sobre las tablas (Miguel Morales) lo que queda de Los Brincos aterrizará en el Bahía Sur de San Fernando.

Justo cuando arrancaba el guateque de la nueva música española los motores creativos de la banda (Fernando Arbex y Juan Pardo) entraron en liza. Se disputaban el liderazgo de la banda, según la prensa de la época. El primero se quedó con el grupo y el segundo, de la manita de Junior, decidió hacerle la competencia en un dúo que emulaba descaradamente el estilo original de Los Beatles españoles, tal y como los llamaban en las nacientes radiofórmulas.

La alineación titular entró en barrena: Pardo fue reemplazado por Vicente Jesús Ramírez, y luego por Miguel Morales (69); Junior por Ricky Morales, y entra Oscar Lasprilla a los teclados. Tras Mundo, Demonio y Carne (su disco más comprometido) la formación se desplomó, aunque Arbex continúa con una prolífica carrera como autor (Miguel Ríos, Bosé, e incluso el Himno a la vida, por encargo de Yaser Arafat). En 2003, Arbex falleció tras reflotar a Los Brincos con un nuevo disco. En la memoria de Esos días de juventud late, todavía, La suave luz de aquel rincón.