VUELTA DE HOJA

La amenaza

El considerado cerebro de la trama de corrupción marbellí, el tal Juan Antonio Roca, actualmente a la sombra, ha amenazado con decir la verdad. Tiemblan los otros ladrones que en tiempo entablaron con él una relación muy superior a la amistad, que fue la de complicidad. Hay jueces, políticos, policías, empresarios que están tomando el sol de la Costa y se han puesto súbitamente pálidos. Si Roca tira de la manta no va a haber tejido suficiente para taparles a todos. Roca llegó a Marbella, según sus propias declaraciones, con una mano por delante y otra por detrás. No se tuvo que quitar ninguna, como hicieron tantos y tantas, para progresar, ya que a él le convenía tenerlas sueltas para llevarse el dinero. En unos eficientes años, también según sus declaraciones, se hizo multimillonario en euros y acumuló caballos de pura raza, coches de muchos caballos y cuadros de pintores también de pura raza. Antes de que llegase la Operación Malaya, hubo innumerables operaciones comerciales y antes de que falleciera el capo Jesús Gil se inflaron algunos adosados. En la banda marbellí había más de cuarenta.

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Amenizaría mucho el verano que Roca empezara a decir verdades. Las tiene que tener todas dentro, ya que jamás ha soltado ninguna.

Sus tentáculos bursátiles se extendían a Estepona y Almonte. Nadie podía negarle que era muy trabajador, aparte de ser un excelente contable. La policía cree, mejor dicho está convencida, aunque tenga que emplear eso de «presuntamente», que este acreditado granuja tenía en nómina a políticos, cosa que no le extraña a nadie, y a comisarios y magistrados, cosa que nos asombra todavía a algunos. Debiera organizarse una gran manifestación con pancartas que dijeran «¿Habla, Roca!». A diferencia de la mayoría de los conferenciantes, el público no estaría deseando que acabara su disertación.