El Ejecutivo exige al PP que deje de especular con el 11-M porque ya se sabe la verdad

El Gobierno reclamó al PP que deje de hacer «especulaciones» sobre el 11-M una vez que el Tribunal Supremo ya ha cerrado el caso. El Ejecutivo considera que las fuerzas de seguridad y los tribunales han esclarecido la verdad en torno a la matanza y, por tanto, no es aconsejable sembrar dudas.

Las reflexiones gubernamentales eran la respuesta a unas palabras del portavoz de Justicia de los populares, Federico Trillo, quien señaló que, pese a la sentencia, sigue sin esclarecerse «la autoría intelectual» de los atentados. Otros dirigentes opositores, sin embargo, reclamaron que se zanje el asunto.

El veredicto del Supremo sobre el 11-M, que ratificó en buena parte la sentencia de la Audiencia Nacional, no sirvió para cerrar la polémica sobre aquella masacre que hace cuatro años y cuatro meses dejó 191 muertos y 1.892 heridos. Trillo, la voz autorizada del PP para los asuntos judiciales, subrayó que si se hace una lectura detenida del fallo «sigue sin intuirse la autoría intelectual» puesto que el acusado así tipificado, Rabei Osman 'El egipcio', ha sido absuelto. El dirigente popular y jurista aceptó que ha quedado determinada «la autoría material», pero sin que se haya podido acreditar si la célula terrorista tenía conexión con «Al Qaeda ni ningún otro grupo».

Unas palabras que motivaron la inmediata reacción de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, quien reclamó, tras el Consejo de Ministros, «poner fin a las especulaciones» sobre la matanza ya que la sentencia del Supremo ha dejado claro «quién cometió el atentado y cómo lo hizo». La portavoz gubernamental consideró que «es hora, no de pasar página por las víctimas y sus familiares», pero sí de terminar la polémica y de buscar los puntos débiles en las sentencias.

Fernández de la Vega señaló que una vez que los procesos judiciales están cerrados en la Audiencia Nacional y en el Supremo no hay más que hablar puesto que «se ha investigado, se ha dilucidado, se ha juzgado, se ha condenado y los culpables están en la cárcel». A partir de ahora, sentenció, hay que actuar con «normalidad democrática» ante una «anormalidad democrática», como es el terrorismo, porque el Estado de Derecho «funciona todos los días y lo hace bien».

El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, aprovechó que el Supremo desmontó la llamada 'teoría de la conspiración' para arremeter contra Mariano Rajoy y exigió al líder opositor que pida «disculpas por todo lo que dijo e hizo los cuatro años pasados». En su intervención durante el congreso del Partit dels Socialistes de Catalunya, Blanco rememoró que Rajoy «echó la culpa al 11-M» por su derrota en las elecciones de 2004 y para justificar el revés diseñó «la teoría de la conspiración», una tesis que, a su juicio, los tribunales han echado por tierra.

Reparto de papeles

Las dudas de Trillo corresponden, según todo parece indicar, a un reparto de papeles en el PP. El partido opositor no quiere desatender el flanco de quienes se resisten a aceptar la versión oficial, hacerlo sería alimentar a los críticos que denuncian que ha habido un abandono de principios en el partido opositor. Pero la línea mayoritaria se ciñe a la ortodoxia diseñada por Mariano Rajoy en relación al 11-M y el respeto a los fallos judiciales. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, abrió el fuego y manifestó que «nunca un político» debe sustituir a los jueces en la toma de decisiones judiciales. Primero la Audiencia y luego el Supremo, agregó Gallardón, han establecido un criterio sobre lo sucedido en los atentados y esa tesis es a «la que tienen que estar los ciudadanos».

El portavoz del PP en el Senado, Pío García-Escudero, siguió por esa línea y concluyó que «hoy por hoy» no hay nada más que investigar ya que los tribunales se han pronunciado. Dejó la puerta abierta, no obstante, a un replanteamiento futuro, pero «mientras no salga nada nuevo» en relación a los atentados el PP «acata de momento» la sentencia. «Se ha hecho lo que había que hacer», resumió el portavoz en la cámara alta.