ICONOGRAFÍA. Algunas imágenes tomadas por el francés han pasado a la memoria colectiva universal.
Cultura

Instantes eternos

Santa Catalina acoge desde hoy una exposición del fotógrafo Henri Cartier-Bresson, considerado el mayor maestro del siglo XX

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Probablemente es el fotógrafo más célebre del siglo XX. Durante esa época vagó por las calles de medio mundo en busca de lo que él definía como el momento decisivo, donde significado y composición se unen para formar una imagen fascinante. Henri Cartier-Bresson llega hoy a Cádiz con lo mejor que dejó su vida, su legado fotográfico. La idea consiste en poner la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo lugar, en el mismo momento en el que se desarrolla el clímax de una acción. Él mismo define la fotografía como «un mismo instante, el reconocimiento simultáneo de la significación de un hecho y de la organización rigurosa de las formas, percibidas visualmente, que expresan y significan ese hecho».

El Castillo de Santa Catalina de La Caleta acoge este verano las imágenes de este fotógrafo francés, por algunos considerados el creador del fotorreportaje. La inauguración, a las doce del me-diodía de hoy, servirá para ofrecer esta muestra al público hasta el próximo 7 de septiembre. Titulada Henri Cartier-Bresson, Fotógrafo y organizada por La Caixa recoge una selección de 133 obras de un periodo de más de 40 años, entre 1932 y 1979, en la que están representadas todas las facetas de su trabajo.

El mundo en imágenes

Los visitantes podrán contemplar fotografías que se publicaron en varias revistas y periódicos del siglo pasado, ya que Cartier-Bresson ejerció como reportero gráfico durante gran parte de su vida. Fundó, junto a Robert Capa, David Seymour, William Vandivert y George Rodger, la Agencia Magnum y recorrieron todo el mundo fotografiando acontecimientos históricos que hoy en día sirven como documento para conocer aspectos insólitos de aquella vida.

Por esa razón tuvo la oportunidad de desarrollar su pasión por la fotografía en importantes eventos, como la muerte de Gandhi, la Guerra Civil Española, donde filmó el documental sobre el bando republicano Victorie de la vie, y la entrada triunfal de Mao Zedong a Pekín. Además tuvo el privilegio de ser el primer periodista occidental que pudo visitar la Unión Soviética tras la muerte de Stalin. Cartier-Bresson también destacó en el retrato de artistas. En la exposición pueden contemplarse alguno de los mejores ejemplos: Alberto Giacometti, Truman Capote, Jean Paul Sartre, William Faulkner, Saul Steinberg y Henri Matisse entre otros. Este fotógrafo y periodista jamás recortaba los negativos, se positivaban completos, sin encuadrar ni cortar nada. Era un retratista que sabía componer con rigor, observando los gestos, las yuxtaposiciones de elementos y disparaba en el breve instante, lo que creaba un conjunto con sentido.

Para este artista amante de la realidad vista desde su objetivo, la cámara era «un cuaderno de croquis, el instrumento de la intuición y de la espontaneidad, la maestra del instante que, en términos visuales, cuestiona y decide al mismo tiempo. Para significar el mundo, es preciso sentirse implicado con lo que se re-corta a través del visor».

A pesar de su fama por sus fotografías captadas en el momento justo, muchos críticos de arte han afirmado que algunas de sus imágenes son producto de un montaje, como su gran obra El Beso de 1950 en París. Pero, ¿quién puede negar la belleza de esa fotografía, sea realidad o ficción? La cámara de Bresson, la fiel Leica, sobrevoló como un pájaro esa realidad hecha de espacios, tiempos, objetos y personas tan fugaces como caóticos, para detenerlos en imágenes que nos hacen creer, aunque sepamos una vez más que se trata de una ilusión, que hay instantes que parecen eternos.