Tres edificios abandonados en la misma zona de la ciudad ponen en alerta a los vecinos

Ver edificios abandonados en los barrios más populares de la ciudad no era algo habitual hasta hace relativamente poco tiempo. Los locales vacíos y las viviendas desocupadas eran más comunes en barrios del centro ya que la huida de los habitantes a la periferia ocasionó estampas como las que aún se pueden apreciar en algunos inmuebles de zonas como San Mateo o San Miguel donde la vegetación, las pintadas, las grietas y las ventanas tapiadas son parte de sus fachadas.

No obstante, desde hace algunos años, grandes edificios que en su día albergaron a medianas empresas, centros educativos o incluso a una vieja cárcel están totalmente abandonados en diferentes barrios. Eso ha ocasionado que indigentes, toxicómanos y alguna que otra pareja en busca de intimidad hayan invadido estas instalaciones causando cierto malestar entre los vecinos.

Un claro ejemplo de ello fue lo que ocurrió en su día con la calle Valdepajuela. Los vecinos, a través de LA VOZ, denunciaron que esta vía -sin acerado, ni asfaltado, ni alumbrado, ni alcantarillado-, ubicada a menos de cinco minutos del centro, se había convertido en el lugar idóneo para que drogadictos y maleantes se instalaran en la zona, con la inseguridad que todo ello conlleva entre sus habitantes. Gracias a la presión vecinal, y tras más de 20 años de espera, estos residentes pudieron ver cómo los inmuebles de esta calle eran derribados poniendo punto y final al problema.

De igual forma, en el barrio de San Miguel, entre la calle Empedrada y San Clemente, una vieja casa fue el refugio de varios okupas. Tras la muerte de uno de ellos, finalmente se dio la orden de derrumbe de este inmueble.

En Las Flores también se han detectado situaciones similares ya que «un edificio vacío suele atraer a determinadas personas que no hacen nada bueno en su interior». En el área de Las Viñas, La Vid y La Asunción hay tres edificios abandonados que han ocasionado algún que otro sobresalto y que todos esperan que sean derribados los antes posible o reformados para albergar servicios útiles para los vecinos. Es más, «en la vieja cárcel ya se han producido dos incendios», mientras que «los vecinos han denunciado a Urbanismo que en el viejo colegio Paidós se mete gente».

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