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Tú sí que vales, picha

Menos mal que hay gente pa tó que dicen que dijo el Gallo. Y que esta gente tiene ganas de divertirse en un verano que ha arrancado con fuerza. Ahora lo que cabe esperar es que esta fuerza no se vaya tan rápida como la de la cerveza, porque el verano es largo y tenemos la feísima costumbre de no dosificarlo. La pasada semana Bob Dylan -que ya va teniendo edad de jubilarse- reunió en Jerez a más de ocho mil personas de veinte, de treinta, de cuarenta, de cincuenta y hasta de sesenta años conjurados por un nombre que no es Amy Winehouse, que parece ser lo más en conciertos, y cuya estética -que no desentonaría nada en los Callejones o en el Loreto- está creando moda, pero que puso sobre la mesa que las apuestas grandes tienen grandes recompensas. Como en San Fernando, donde el concierto de Manolo García salió a la lluvia demostrando que era obligado aquello de «llévame esta noche a San Fernando». Recién llegado del Rock in Río de Madrid y del apoteósico concierto de Murcia, Manolo García arrastra seguidores allá donde va, como el cirujano gaditano Oscar Girón, que también vino desde Murcia y que va siguiendo al último de la fila desde hace más de diez años.

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Aquí en Cádiz la cosa está más cortita, más modesta, o lo que es lo mismo, inversamente proporcional a lo que se espera de la capital de lo que sea. Discretas colas en San Francisco para el primero de los conciertos de mar y luna, el que el Trio Concordiae celebró en el claustro de la iglesia, y bastante público en la primera puesta de sol desde Santa Catalina, eso hasta que el Castillo de San Sebastián se convierta en el epicentro de todas las miradas. Habrá que esperar hasta el 26 de julio. Aún así, hay ofertas para todos los gustos, aunque todo a la vez, como casi siempre pasa. Explotando nuestra fuente de riqueza más atractiva, -no debemos olvidar que los gaditanos hemos sido pioneros en esto de ganar concursos de talentos televisivos-, la Semana Cultural de la Salle-Viña organizó el certamen Tú sí que vales, picha, rescatando de nuestra particular galería de frikis a los más carismáticos con El Travolta a la cabeza. Lo dicho, la cosa está más cortita, más modesta, que al fin y al cabo es como decir más de aquí, la ciudad que se ríe de usted y de mí, colándose en el pabellón Ciudad de Cádiz.

Pero la Diputación no se queda atrás. Con una programación pensada para un público más sereno, más culto, del que hace cola pacientemente, sin bullas, sin cochecitos de niño chico dando la lata, sin marujeo -¿para quién está pensada la programación?- pretenden hacer del verano una tortura y frente al cine mudo del Ayuntamiento programan cine en versión original en el claustro del Palacio Provincial. Para empezar, El Padrino, que es una buena forma de empezar, y para acabar, ya en agosto, Drácula. Y no se admiten lecturas entre líneas, que bien acaba lo que bien empieza. O no, ya veremos.

Aún así, hay iniciativas que merecen la pena. Porque veintiséis años son muchos años y más para un festival de folclore que nació del empeño personal de un grupo encabezado por Antonio Fernández-Repeto y Manuel Granados y que sigue animando el inicio del verano gaditano por haberse convertido en un punto de referencia y en uno de los eventos más esperados de los ciudadanos de a pie, que no tienen cuarenta euros en el bolsillo para ver a Caetano Veloso. El desfile del pasado jueves ya forma parte del paisaje emocional y de la memoria sentimental de los que estamos cerca de los cuarenta, un «ya llegó el verano » que diría María la de la Yerbabuena, y aunque este año haya sido imposible que el Parque Genovés sea testigo de los bailes, no hay mal que por bien no venga y quizá lo del Falla sirva para rentabilizar, para poner en valor -que es lo que se dice ahora- un teatro que permanece, durante el año, más días cerrado que abierto.

No lo olviden, esta noche será la última para ver las actuaciones de estos grupos llegados desde Argentina, Irlanda, Paraguay, Mongolia, Polonia o Senegal, y traídos a Cádiz gracias a una iniciativa privada, por más que cualquiera, después de veintiséis años se apunte a caballo ganador. Como privada es la iniciativa de Nuevo Futuro que ha hecho del rastrillo en Cádiz otra cita obligada en el verano desde que iniciara su andadura en el patio del colegio San Felipe Neri, hasta el Baluarte de la Candelaria, un oasis en medio del desierto, un barniz para tanta chabacanería, con su puntito más selecto, más elitista, más de antigüedades, más de delantalcito blanco y esmerado, más de velada años sesenta con regusto a quiero y no puedo, pero que ha conseguido adaptarse a esta ciudad y hacer una programación apta para todos los públicos, carnaval, flamenco, Ronald MacDonald, Farah Tirana -¿Farah Tirana!- y hasta un pase de modelos de ropa infantil ahora que está de rebajas. Un acierto que las instituciones deberían mimar más, que no sólo de presentaciones de cartel vive Nuevo Futuro.

En fin, el verano, qué más les puedo decir. Ah, sí que mientras Rafa Nadal conseguía el Wimbledon, David Meca se empeñaba en cruzar el estrecho sin conseguirlo del todo aunque con más fortuna que los que a diario intentan cruzar el estrecho camino que los separa de la miseria. Que hay gente pa tó, que ya se lo dije.