DEL PUENTE A LA ALAMEDA

Mutis mutandi

Hay que ver -me comenta Salvador- lo poco conocido que es Jesús Micó en Cádiz y lo reconocido que es en el resto de España y en parte el extranjero. Gracias a él, a su prestigio, a sus conocimientos y a su amistad con los fotógrafos artistas más importantes, nos resulta posible montar estas exposiciones». Animado por los comentarios de este técnico de Gestión Cultural del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de nuestra Universidad, en esta ocasión he visitado la exposición instalada en la Kursala, esa salita en la que, periódicamente, podemos disfrutar contemplando obras plásticas contemporáneas que nos ponen al tanto de las corrientes más actuales.

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Jesús Micó, comisario de esta muestra con la que se rinde un homenaje al botánico y matemático gaditano José Celestino Mutis, (1732 "http://es.wikipedia.org/wiki/1732"1808"http://es.wikipedia.org/wiki/1808"), es también un científico, un técnico, un investigador, un humanista, un artista y, en resumen, un intelectual. A partir de sus conocimientos médicos del cuerpo y de la mente, se deja guiar a través de los senderos de la imaginación con el fin de explorar las esencias y llegar al fondo de las cosas. Está convencido de que la contemplación serena de las imágenes que representan a los seres vivos, nos descubren los latidos de la carne y las voces del espíritu.

Si recordemos que Mutis, además de Física, Química, Botánica y Medicina, obtuvo los títulos de Artes, Filosofía y Teología, es fácil llegar a la conclusión de que esta exposición de fotografía constituye la explicación gráfica de la actualidad del mensaje que su vida y su obra nos siguen transmitiendo: que el progreso humano, asentado en la razón y en el trabajo, está orientado por principios éticos y alentado por aspiraciones estéticas. Contemplando estas sugerentes imágenes, llegamos a la conclusión de que vivir la vida es sentirla y compartirla con sencillez, con naturalidad y con autenticidad: como una conducta, como una tarea y como un compromiso con la naturaleza.

En esta exposición que, sin duda alguna, logra elevar estéticamente la figura de Celestino Mutis, Cesc Moliné, con su retrato nos demuestra cómo en la mirada humana se concentra las ansias de penetrar en el fondo oculto de los demás seres animados e, incluso, de dotar de vida a los inanimados; Aleix Plademunt cuestiona las relaciones entre el ser humano y el paisaje; Carma Casual muestra su fascinación por la exquisita intervención del paisaje realizada en los clásicos jardines reales de la Francia prerevolucionaria; José Manuel Varela nos descubre una situación física en la que es la Naturaleza la que irrumpe en la civilización; Manuel Pérez Pavón contempla resignadamente el triste porvenir que nos aguarda ante la pérdida del mundo vegetal; Óscar Molina nos estimula para que descubramos la idea de tiempo que encierran los espacios atrapados por las fotografías; Luciana Crepaldi nos propone una imagen en la que integra botánica y anatomía, y, finalmente, Toni Catany nos ofrece la serena hermosura de los seres que ya han cumplido su ciclo vital.

Estos documentos son unos fragmentos autobiográficos que, además de la información que nos transmiten, son unas propuestas imaginarias que nos proporcionan una inagotable fuente de sensaciones placenteras, de contradictorias emociones e, incluso, de sorprendentes pensamientos. Y es que la fotografía además de ser un instrumento dotado de notable utilidad para la investigación científica, constituye también un lenguaje artístico provisto de singular capacidad para describir y para interpretar el significado íntimo de los sentimientos humanos.