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Crisis

El petróleo, con toas sus castas, trae al mundo de cabeza. Los dueños y señores del oro negro no logran ponerse de acuerdo para darle un respiro a la humanidad que es la que sufre sus consecuencias y sus precios. No se ponen de acuerdo en bajar unos miserables dólares para que el mundo respire mejor y avance. Quienes de verdad sufren las consecuencias son los países más pobres y menos desarrollados. Miles de niños mueren cada día por las subidas desproporcionadas del maldito petróleo.

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Verdaderamente hay crisis. Pero crisis de todo. Por fuera y por dentro. Crisis de valores que nos devuelve a los pantanos más inhóspitos cubiertos de intensa niebla. En tiempos de avances de las tecnologías, las tecnologías están erosionando peligrosamente la obra suprema de la creación; que es el ser humano. Por los intereses leoninos de unos cuántos archimillonarios, el mundo tiembla de impotencia.

La vieja y deslumbrante Europa sufre las consecuencias y todo sube y baja vertiginosamente. España no podía ser menos, y los españoles lo estamos pasando canuta con más trampas que un pajarero. No damos pie con bola con el presente y el futuro hipotecados para toda la vida. No hay forma salir del atolladero. Naturalmente me estoy refiriendo a la llamada clase media para abajo. Porque otros, que son muchos, no conocen la palabra crisis porque todo les va muy bien. ¿Demasiado bien!

Y en Cádiz, que sigue siendo la cenicienta, la que tiene más parado de toda Europa, la crisis es pa llorá como dijera un castizo. Lo demuestra el poco ambiente de las rebajas. Con lo que le gusta a una María una rebaja las pobres no pueden gastarse un euro de más, porque no lo tienen. Han bajado las ventas de coches hasta en un 36%. Los bancos andan cabreados, los precios por las nubes y las incertidumbres como Altadis y otros, nos tiene el corazón partío y el alma en vilo. ¿Que no hay Crisis?