«De niño jugaba a imitar a Hermida»
Maxim Huerta (Valencia, 1971) siempre ha querido «ser parte» de la televisión, vivirla «desde dentro», compartiendo espacio con aquellos personajes e imágenes que se le han quedado grabados desde niño en la memoria, una sucesión de instantáneas en las que se incluyen desde «el entierro de Franco, Heidi, las elecciones, el Naranjito y las Tacañonas» hasta «la sencillez de los decorados de los programas...». Algunos de estos flashes le vienen aún en blanco y negro porque la televisión coloreada llegó después. Al menos a su casa. «Cuando era un crío el televisor ocupaba un sitio privilegiado encima de un mueble horrible con el que Almodóvar haría una escenografía para una de sus películas. La tele era en blanco y negro, aunque la vecina ya la tenía en color y mi madre y yo hacíamos visitas a su casa para ver de qué color era la vida fuera del pueblo».
Actualizado: GuardarDe la parrilla que programaban cuando era crío le gustaban La familia Adams, Con las manos en la masa, que presentaba Elena Santonja, y Las mañanas de Jesús Hermida, que prácticamente inauguró la programación matinal. En Hermida, Maxim ha visto siempre un modelo a seguir. «Sin lugar a dudas es uno de los grandes comunicadores de televisión de este país, un maestro en dos dimensiones, vamos. De niño siempre he jugado a imitarlo», confiesa el presentador, un nostálgico al que le gusta reencontrarse con el pasado a través de «la dichosa caja».
«Gracias a Internet rescato programas y series que me fascinan. Me impactan los inicios de las televisiones privadas y su estética, su discurso, su parrilla. Te das cuenta de lo mucho que la tele te acompaña a lo largo de tu vida». Claro que Huerta cree que lo mejor «está por venir». «Gracias a la TDT, las cadenas generalistas van a ponerse las pilas y van a competir por la calidad».
