AL AIRE LIBRE

El jefe de gabinete

Hay personas que se extrañan que ocurran cosas como las de Marbella. Que en una democracia suceda lo de Coslada. Hay quienes se espantan de lo de Estepona y, en mucho menor grado de gravedad, hay quienes se espantan que exista un Jefe de Gabinete en Jerez, que cobra lo que cobra, y que sólo da marcha atrás cuando se le echan encima. Pues bien, nada de esto es para provocar espanto a poco que se conozca un detalle que justifica en parte todo esto. Se lo escuché hace tiempo a un reputado constitucionalista y catedrático de universidad (que debe ganar menos de lo que ganan y han ganado muchos altos cargos de nuestro Ayuntamiento, no sólo en esta época): hoy en día, con la legislación en la mano, el poder de un alcalde en España es prácticamente incontrolable.

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Por eso se puede permitir que sucedan cosas como las que suceden, a saber: que un escolta ascienda meteóricamente, no sabemos porqué méritos, cualificación, estudios, másteres o doctorados en Derecho Administrativo o Local, a Jefe de Gabinete de una alcaldía (da igual que sea alcalde o alcaldesa Don Casto, no se vaya usted ahora por el rollo del ataque machista que ya está muy gastada esta trola). Que exista una Jefatura de Gabinete que a estas alturas es cuando la oposición recuerda que hay que preguntar qué competencias tiene. O sea, que llevan más de un año sin enterarse, y que cuando ellos estaban no sabemos si existía esa figura. Qué es exactamente el gabinete de la Alcaldesa. Que relación profesional, técnica, de contenidos o competencias existe o puede existir entre los servicios de escolta y los contenidos de la dichosa jefatura. Si la atribución de esta jefatura se decide por razones que se ocultan en el fuero interno de la Alcaldesa, y no tiene que dar cuentas a nadie. Si puede haber, o no, trato de favor en el nombramiento. Si está justificada la percepción de tales emolumentos, superiores, a título de ejemplo, a los de un Juez de una Audiencia Provincial, a los de muchos Catedráticos de Universidad o decanos de Universidades españolas.

En definitiva, una vergüenza más, un escándalo más, una situación impresentable más. Nada tienen que ver aquí los machismos, y mejor callar acerca de la confusión entre las esferas de lo público y lo privado con la que algunos argumentan. Hay que ser más honestos, por favor.