Opinion

El voto buscado

El anuncio del PCTV de que prestará un voto para garantizar que el Parlamento Vasco apruebe la convocatoria de la consulta de Ibarretxe sitúa dicha iniciativa a merced de las consignas de ETA. Cuando esta mañana la Cámara de Vitoria apruebe por 34 a 33 el proyecto de ley ideado por el lehendakari para inaugurar la vía soberanista se habrá consumado un nuevo despropósito por parte del nacionalismo gobernante. La decisión del PCTV no sólo era previsible. Es también la que Ibarretxe ha mendigado desde el primer momento. La izquierda abertzale critica formalmente la iniciativa pero se sube al carro porque sabe que la misma vulnera la legalidad y será impedida por el Tribunal Constitucional previo recurso del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. En el pleno de hoy un único voto extremista velará los 33 de las formaciones coaligadas en el Gobierno de Ibarretxe. Y cuando el TC suspenda cautelarmente la ley que se apruebe, el victimismo de Ibarretxe acabará también solapado bajo ese otro victimismo amenazador de ETA y la izquierda abertzale.

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Hace unos días el presidente del PNV de Vizcaya, Andoni Ortuzar, vaticinaba que el PCTV haría lo que más dañara a Ibarretxe y a su partido. Una pose que nada tiene que ver con la actitud real que mantienen el lehendakari y los nacionalistas. El voto prometido por los comunistas de las tierras vascas sirvió ayer para que se retrataran inmediatamente sus beneficiarios. El propio lehendakari afirmó que «es evidente que la izquierda abertzale ha hecho su recorrido», valorando el apoyo crítico a su plan por encima de la amenaza que pende sobre tantos conciudadanos. El silencio del PNV demostró, por su parte, que sus dirigentes no tienen otro remedio que dejarse arrastrar por Ibarretxe, pero que tampoco están tan disgustados como quiso dar a entender el dirigente vizcaíno. Gaspar Llamazares avaló la legitimidad de los parlamentarios del PCTV para secundar la consulta, como si su voto favorable no conllevase una contrapartida armada. La acogida que el tripartito que gobierna en Euskadi ha brindado al voto radical resulta tan elocuente que recuerda más al fracasado pacto de Estella que a las engañosas promesas de moderación expresadas por el PNV de Urkullu.