ALARMA. Dos agentes de la Policía Local frente al inmueble que fue desalojado en la madrugada de ayer por el incendio declarado en su interior. / ÓSCAR CHAMORRO
Ciudadanos

Investigan tres fuegos provocados en sólo una hora en el centro de Cádiz

Las familias afectadas por el incendio de la calle Torre estarán en hoteles hasta el domingo, mientras que los Servicio Sociales del Ayuntamiento ayudan a los vecinos a encontrar pisos de alquiler

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Una sucesión de fuegos originados en la madrugada de ayer, en el centro de Cádiz y en tan sólo una hora, ha llevado a la Policía Nacional a abrir una investigación para esclarecer unos siniestros provocados que podrían haber sido firmados por unos gamberros. Pero ésta es sólo una de las primeras hipótesis porque también se está indagando que fueran en realidad una cortina de humo para distraer a los agentes y perpetrar un delito con la tranquilidad del que no puede ser pillado in fraganti. Son los conocidos juanillos -palabra empleada en el argot de los delincuentes-, que padecieron los vecinos de la calle Julio Rico de Sanz en marzo del año pasado. Pero al cierre de esta edición, la Policía no tenía constancia de que se hubiera cometido algún delito que coincidiera en el tiempo con los incendios y las labores de extinción del último de ellos.

A las tres de la mañana se recibían las primeras llamadas de los vecinos del número 17 de la calle Isabel La Católica. Un carrito de bebé que estaba en el patio interior de la finca había salido ardiendo. En este primer incendio no tuvieron que intervenir los bomberos porque fueron los propios residentes los que lograron sofocar el fuego, que no puso en peligro a nadie. Dos patrullas fueron enviadas desde la Comisaría Provincial para recabar algunos datos de lo que parecía ser una gamberrada. Sin embargo, nada más llegar a este enclave del casco antiguo, se volvía a recibir otro aviso muy similar: otro incendio acababa de declararse en el número 8 de la calle Calderón de La Barca, a muy poca distancia del lugar donde quedó controlado el primero de los fuegos. Había transcurrido tan sólo un cuarto de hora entre los dos avisos.

Dos contenedores llenos, con colchones y maderas alrededor, ardían frente a un local abandonado que aún luce el cartel de Philips. Desde el Consorcio Provincial de Bomberos explicaban que los incendios de contenedores son habituales. Pero en esta ocasión, la cercanía en el tiempo con los otros dos siniestros hizo sospechar a la Policía que no podía ser algo fortuito.

Los efectivos contraincendios sí que actuaron esta vez, en una intervención que no requirió muchos esfuerzos. Las llamas fueron sofocadas rápidamente, pero tanto la Policía Local como la Nacional habían desplegado ya agentes por la zona en busca de pistas ante la posibilidad de que pudieran enfrentarse a un pirómano.

Y a las cuatro y cinco de la mañana, volvían a sonar los teléfonos de los servicios de emergencia: un tercer incendio se originaba en una calle muy próxima a las dos anteriores. Esta vez sí existía un riesgo evidente. Unos materiales de construcción que estaban apilados en la entrada de un piso bajo habían comenzado a arder. El foco se situaba en el rellano de la finca ubicada en el número 49 de la calle Torre. Se trata de un inmueble de tres plantas, con dos viviendas por piso y seis familias -30 personas- atrapadas en el interior.

Pequeñas explosiones

Las llamadas que llegaban al parque de bomberos de Cádiz describían que dentro de la finca se podían escuchar pequeñas explosiones, lo que avivó el pánico entre los residentes. Según explicó una portavoz del Consorcio Provincial, este tipo de detonaciones son en realidad el sonido que emanan los materiales en combustión. La temperatura y la fuerza de las llamas subieron tanto que la puerta de la vivienda donde se situaba el foco del fuego -el bajo derecha- se consumió por completo. Por suerte, ese piso está desocupado. Pero no ocurría lo mismo con la vivienda que está justo al frente, el bajo izquierda. Cuando llegaron los bomberos al lugar, se encontraron a la familia que ocupa ese piso pegada a una ventana, pidiendo auxilio. La puerta de su vivienda también estaba ardiendo.

Pero cuatro personas que viven en el tercer piso cometieron el error de salir de su casa y huir hacia la azotea, complicando las labores de rescate e inhalando humo en su escapada. Este grupo, junto a los que estaban atrincherados en el bajo, fueron los primeros en ser rescatados.

El incendio afectó a la caja de acometida donde se concentra la instalación eléctrica de la finca, dejándola sin luz. Además, los cables que había en su interior se quedaron sueltos y producían chispazos. Dos horas después, los bomberos sofocaban por completo el incendio, que había provocado el desalojo de sus 30 vecinos. Cinco adultos y dos menores fueron trasladados al hospital Puerta del Mar por inhalación de humo y crisis de ansiedad, pero no presentaban cuadros de gravedad.

De las seis familias afectadas, cinco de ellas recurrieron al Ayuntamiento para que les facilitara un alojamiento provisional, aunque desde el Consistorio confirmaron que al final han necesitado esa asistencia cuatro familias -18 personas- .

Fuentes consultadas por este periódico confirmaron que los primeros sospechosos fueron tres jóvenes antisistema, que al poco fueron descartado porque tenían coartada. También se ha revisado si se había denunciado algún robo o hecho similar durante la madrugada. Pero esas primeras gestiones no han arrojado ninguna pista.

Las familias afectadas por el incendio de la calle Torre estarán en hoteles hasta el próximo domingo, mientras que los Servicio Sociales del Ayuntamiento de Cádiz ayudan a los vecinos a encontrar pisos para que puedan estar de alquiler el tiempo que durarán las obras de la finca afectada, que podría ser en torno a un mes, según indicaron fuentes municipales.

Los servicios sociales del Ayuntamiento atendieron a cinco de las seis familias que viven en la finca afectada por el siniestro, ya que una de las familias no se presentó al tener el problema solucionado. Así, cuatro de las familias afectadas, en total 18 personas, tuvieron que ser realojadas. En este sentido, los servicios sociales indicaron que, aunque legalmente no tienen obligación, han querido prestar en todo momento ayuda a los vecinos afectados por el incendio.