FUERZA. Metzelder gana un balón por alto a Kazim Kazim. / EFE
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Una pobre Alemania está en su final

La selección turca se adelantó, dio siempre la cara, volvió a empatar el partido y sólo se rindió en el último minuto cuando Lahm metió el gol de la victoria

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Alemania ya está en su sexta final de la Eurocopa y el cuarto milagro turco se hizo añicos a un minuto del final, pero estuvo bien cerca. Primero se adelantó en el marcador. Después consiguió empatar y cuando ya la prórroga caía sobre Basilea, resolvió un lateral, Lahm, metido a extremo goleador. Sin jugar bien, sin hacer nada del otro mundo, los alemanes ya están donde suelen estar.

Admirable la predisposición con la que Turquía afrontó la situación con diez jugadores fuera de combate. Salieron los turcos sin prejuicios. Se dieron cuenta muy pronto de que Alemania estaba un tanto despistada y altanera se metieron en el partido con tanta intensidad que ya fue imposible sacarles hasta el último suspiro.

Alemania, a medio gas

Sorprendió Low, el técnico germano, al no recurrir al veterano Frings, ya recuperado, y repitió el once que también lo había hecho ante Portugal con idéntica predisposición táctica. Pero ayer su motivación no era la misma. Suele pasar. No es lo mismo tener enfrente a Cristiano Ronaldo que a Semi Senturk. Pensó Alemania que iba a ganar con el nombre, con su sola presencia sobre el campo, con las estrellas que lleva impresas en su camiseta y el partido se le fue empinando de tal forma que sólo su capacidad para de la nada hacer un todo le evitó salir peor parado.

Antes de que Ugur Boral dejara en evidencia los reflejos de Lehmann con dos remates consecutivos -el segundo se coló entre las piernas del portero- ya se podía haber adelantado Turquía con un tremendo remate de Mehmet Aurelio al larguero. El dominio era turco. La posesión, turca. El control, turco... Alemania estaba anestesiada pero fue recibir el el gol y reaccionar como sólo saben hacerlo los grandes.

Empató a los seis minutos y el gol fue muy parecido al primero que le hicieron a Portugal. Arrancada de Podolski por la izquierda, centro al primer palo y entrada en velocidad de Schweinsteiger desde su banda para rematar con la punterita lejos del alcance de Rustu. ¿Qué poco necesitan algunos equipos para mantenerse a flote!

Entró Frings por el lesionado Rolfer y dio la impresión de que Alemania se lo tomaba un poco más en serio. Adelantó líneas, entró más Ballack en contacto con el balón y la llamativa camiseta de Rustu tomaba más protagonismo... pero fue un espejismo de diez minutos. El partido volvió a donde estaba en el primer tiempo sin el rimo ni la intensidad que se presuponían a toda una semifinal.

Que no pasara gran cosa no importaba demasiado a Alemania porque en esas latitudes se mueve con soltura. Tanta que de un centro lejano y una salida en falso de Rustu hizo un gol. Klose cabeceó a puerta vacía lo que parecía el gol que le metía en la final.

Cuarto de hora de infarto

Quedaban diez minutos. Y ahí apareció el espíritu indomable de Turquía como en partidos anteriores. Se fue arriba y a los cinco minutos, empató. Semih dejó con el molde a Lehmann... Pero esta vez su problema es que enfrente estaba Alemania y su pasta siempre ha estado barnizada por la buena fortuna y Lahm evitó la prórroga en una gran jugada por su banda que remató como si fuera el mismísimo Podolski. Alemania espera a España, sólo queda el escollo de la Rusia de Hiddink.