ANABOLIZANTE

Sobrevivir en Madrid

Para sobrevivir en Madrid: 1-Acostumbrarse de una vez por todas a la soledad, cosa que por lo general es imposible de conseguir. Claro que uno puede sentirse solo y desgraciado en mitad de la plaza de las flores un domingo de Carnaval, pero vamos, no es lo mismo.

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2- Habituarse a no conocer a nadie por la calle. Aunque esto tiene por otra parte el emocionante encanto del anonimato. Tú puedes ir vestida de piconera en pleno mes de agosto, gritando como una perra, que no te hace caso ni el Tato. La obsesión por no invadir la intimidad del prójimo para que el prójimo no invada la tuya tiene estas cosas.

3-No es recomendable ir a lo que se conoce como el cinturón de Madrid: ciudades dormitorio sin historia, muchos bloques de pisos, un enorme centro comercial y ni un solo monumento. Cuando uno va a esos sitios levantados en mitad de la nada, expuestos al calor más salvaje y al frío más desolador, no deja de admirar la ilimitada capacidad del ser humano para sobrevivir en cualquier sitio.

4-Evitar ciertas zonas. Pasen lo menos posible por la calle Preciados, no crucen por Sol, háganse a la idea de que la Gran Vía no existe. Es el Madrid más pegajoso, sórdido, turístico-cutre y angustiante. Vayan mejor por La Latina, Salamanca, Retiro, Parque del Oeste, Chamberí, Chueca. Ahí puede reconciliarse uno con la vida y no sentir que la está malgastando.

4-No suban al metro. De verdad, al principio emociona, pero después uno no puede evitar verse reflejado en esas caras grises, amargadas, incomunicadas, absortas, aborregadas, pegadas unas contra otras en las horas punta...

5- Vuelvan de vez en cuando por Cádiz, pero no pasen demasiados días, no vaya a ser que se acomoden y les entren ganas de mandarlo todo al carajín. Si siguen estas pautas es posible, por muy gaditano que se sea, sobrevivir a gusto en esta ciudad donde hasta la tristeza es impersonal.