Riso cree peligroso ligar el concepto de pareja al de sacrificio. / E. C.
WALTER RISO PSICÓLOGO

«El amor irracional es más peligroso que el desamor»

Investiga las causas que empujan a entablar relaciones abocadas al fracaso Detalla estilos afectivos de los que huir

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Hay relaciones sentimentales abocadas al fracaso o, incluso, a convertirse en dolor, frustración o, incluso, un trauma. El psicólogo clínico Walter Riso ha investigado las causas que empujan a muchas personas a embarcarse en perniciosas experiencias afectivas. En su opinión, algunas maneras de amar son insoportables y se hallan ligadas a trastornos de la conducta.

-¿Cree usted que el corazón tiene razones que la razón no entiende?

-Estoy de acuerdo con la cita, extraída de los Pensamientos de Pascal, pero no hay que quedarse tan sólo con eso. La razón ha de cuestionar, no mostrarse pasiva, porque no podemos someternos a la persona inadecuada. Resulta peligroso.

-¿El amor nos puede hacer más infelices que el desamor?

-El desamor produce depresión y el amor irracional puede desembocar en cualquier cosa, desde ataques de pánico a daño a la autoestima, agresividad, ira o, incluso, maltrato. El amor irracional es más peligroso que el desamor.

-¿Es viable una relación de pareja sin mutuos sacrificios?

-Hay que combatir el concepto de pareja como ligado al sacrificio, una palabra que no me gusta porque implica que hay que hacer algo que no deseas. En una relación normal se supone la existencia de una entrega razonable y de preocupación por el otro. Hablo de cuidar a la gente que amas; digo cuidar, no aplastar. Yo prefiero referirme a la necesidad de solidaridad, por su connotación ética, y apelar a cierta sindicalización en el amor, a pensar en el nosotros más que en el yo.

-¿Algo falla cuando una de las partes lleva permanentemente las riendas de la vida común?

-Uno de los dos componentes puede ser competente en un área, quizás planificando u organizando viajes, y otro, en la cocina, por ejemplo. Los dos han de aportar lo mejor que tienen. Pero si uno toma la iniciativa en todo momento es como si provocara un golpe de Estado e implantara una dictadura afectiva.

-En Amores altamente peligrosos, detalla una serie de estilos afectivos de los que hay que huir. ¿Cuáles son los más perjudiciales?

-Está confeccionado en función de los trastornos de personalidad. Algunos se pueden superar con ayuda profesional, como el obsesivo histriónico, que provoca un exceso de amor mal procesado, mientras que en otros estilos es más difícil el abordaje. Es el caso del antisocial, que hace que la persona desprecie al otro hasta conseguir su anulación, o el esquizoide, el ermitaño, para quien no existen los demás, y se aísla emocionalmente, aunque suele utilizar la pareja para que lo inserte socialmente. También suele ser complicado que el paranoide o el narcisista cambien su manera de ser.

Amores enfermizos

-¿Las personas que padecen estos trastornos no pueden amar?

-El del esquizoide es un amor desvinculado, el narcisista puede convivir pero no amar. Son amores enfermizos que destruyen al otro.

-¿Cómo podemos identificarlos?

-Conociendo su existencia y teniendo muy claro qué quiero y qué no de una relación, qué valores no son negociables. A veces, es más difícil saber lo que quiero que lo que no. También hay que aprender a renunciar, por mucho que nos atraiga el otro. Generalmente, los individuos afectados por estos estilos no lo pueden disimular. Al narcisista le aflora el ego, el esquizoide no se relaciona, el limítrofe pierde con facilidad el autocontrol y el antisocial no esconde su espíritu pendenciero.

-Muchas víctimas de tormentosas experiencias sentimentales reinciden en relaciones similares.

-Porque hay mucho desconocimiento de uno mismo. Esas personas no tienen conciencia de su déficit y, si tienen dependencia emocional, pueden desarrollar una alta vulnerabilidad al apego. Pero no se autocastigan, no son masoquistas. Cuando adquieren conocimiento de su situación ya no se sienten atraídos por este tipo de individuos.

-Mucha gente incluso se adapta a vínculos muy dolorosos

-Sí, eso de me pega, pero me quiere. Es terrible y frecuente. Sufren el apego y cuando piden ayuda profesional su intención reside en encontrar maneras de que el otro cambie. Habitualmente, se adaptan de manera negativa. El obsesivo necesita que todo esté bajo su mandato y la pareja se vuelve su víctima. Si lo ama demasiado, por estrategia de adaptación, se volverá también obsesiva. Algo similar ocurre con la pareja del antisocial.

-¿Estas conductas se transmiten a los hijos?

-Los niños nos observan todo el tiempo y aprenden por imitación o compensación. Los padres lejanos generan inseguridad, una predisposición a padecer un déficit emocional.

-¿Debemos aprender a amar?

-No se puede enseñar el sentimiento, pero sí a desarrollar ciertas competencias. Por ejemplo, si le acostumbramos a compartir, el niño correrá menos riesgo de caer en el narcisismo, y si le incitamos a expresar sentimientos, a aprender a perder, no entrará en discursos obsesivo. ¿Por qué esperar a que empiece a sufrir? En el amor la dignidad es importante. Yo creo que cuando los novios llevan a cabo cursillos prematrimoniales también deberían leer la Declaración Universal de los Derechos del Hombre para establecer los términos de su convivencia.

-¿Y saber desamar?

-No cabe duda. Somos gregarios, necesitamos amor y convivencia, pero tenemos que aprender a perder, a reconocer que nos hemos equivocado, a soportar el dolor.