«Me retiré porque mi trabajo se había convertido en rutina»

Pedro Guerra regresa a los escenarios lleno de vida. Ocho discos y decenas de colaboraciones en diez años habían exprimido demasiado su agenda y necesitaba tomarse un tiempo, un retiro en el que ha sido padre y ha recuperado las ganas de volver a pisar un escenario. Esta noche llega al Falla para presentar Vidas, su nuevo trabajo.

-Con Vidas regresa a los escenarios después de un parón de más de dos años. ¿Por qué decidió tomarse ese tiempo?

-Los años anteriores los había vivido con mucha intensidad y necesitaba respirar, descansar un poco para plantearme un nuevo disco pero con más tiempo y descanso.

-En alguna entrevista dijo además que ese retiro venía por cansancio, ¿el trabajo había dejado de ser una vocación para ser una rutina?

-Sí, me retiré porque mi trabajo se había convertido en algo rutinario. Empezó a haber poco espacio entre un disco y otro. Las cosas fueron muy seguidas y no me dejaban casi tiempo de pensar las cosas.

-Y en este tiempo ha sido padre

-Sí. Ese descanso se convirtió en una especie de balsa enorme donde todo transcurrió en un ambiente muy hogareño.

-Siempre ha sido una persona muy celosa de su intimidad. Sin embargo en este CD se pueden ver fotos de su familia y dedicatorias muy personalizadas a sus hijos o a su muje. ¿A qué responde este cambio?

-Bueno, pensaba que era necesario para poder expresar mi trabajo, para poder comunicar a través de las canciones. No va más allá. Es la única parte de intimidad que puedo revelar.

-El tema 5.000 años está inspirado el hallazgo de unos restos humanos que aparecieron abrazados, ¿cree en el amor eterno?

-No creo en la eternidad pero sí en el romanticismo. Es en ese nivel en el que creo en la eternidad del amor. A otros efectos espirituales no. No soy creyente y por tanto no creo en la eternidad.

-¿Es Vidas su disco más optimista como se ha comentado?

-Puede que sí pero no lo hice con esa intención. Fueron canciones que han nacido en un momento en el que me siento muy pleno. La llegada del bebé nos llenó de alegría y supongo que todo eso se refleja.

-¿Es consciente de que sus seguidores no cabrían ya en Libertad 8, el local donde comenzó?

-Claro. Ha habido un crecimiento. Llegó un momento en el que había que pasar a otro tipo de locales. Libertad 8 sólo era Madrid ahora vamos a todos los lugares a cantar. Sin ese escenario no hubiera sido posible todo lo demás.

-¿Y cómo llevó ese cambio?

-En un primer momento la fama pudo llegar a resultar desagradable pero con el tiempo se suavizó. Ahora, llevo una vida muy normal.

malmagro@lavozdigital.es