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La crisis

Los economistas venían anunciando la crisis a lo largo de la legislatura pasada. Sus advertencias se referían sustancialmente a la necesaria creación de un motor del sistema productivo capaz de sustituir o complementar al menos el basado en la construcción de viviendas; a la mejora de la competitividad y a la puesta en marcha de una política de energía nuclear.

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Es posible que la gravedad de los problemas económicos saque al PSOE de algunas de las obsesiones ideológicas a las que se entregó en la pasada legislatura. Me refiero a la recuperación de la memoria histórica y la consiguiente actualización del enfrentamiento de las 'dos Españas'; a las intervenciones del Estado en la formación de las conciencias; a la excitación de posiciones laicistas frente a la Iglesia... Desde luego el Gobierno seguirá apoyando las políticas de erradicación de la lengua común a favor del monolingüismo en Cataluña, Baleares, País Vasco y Galicia y tratará de comprometer a la sociedad española en los debates en torno al nuevo Estatuto de Guernica y la "consulta popular" en el País Vasco. Todos estos elementos le servirán de distracción del fuerte malestar social que va a provocar la crisis económica. Pero, sin duda, la mejor colaboración, con la que ya está contando Zapatero, es la distensión que están creando en el propio PP, como partido de la Oposición, sus debates internos por el poder. De hecho el triunfo del centrismo pactista está siendo ya un alivio para el Gobierno. En definitiva, la crisis del PP ha llegado en el momento preciso de la crisis económica.