SUMILLER. April Kilpatrick en los jardines del Alcázar, donde ha tenido lugar Vinoble. / TAMARA SÁNCHEZ
Jerez

«Los vinos de aquí no son fáciles de vender por su complejidad»

«Requieren de mucha divulgación, pero hay que hacerlo porque son espectaculares» «Mi gran debilidad es el sherry»

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Los sumilleres han tenido gran protagonismo en esta edición de Vinoble. Era uno de los objetivos de la organización y el desarrollo de la cita ha demostrado que lo ha logrado. April Kilpatrick, sumiller de una conocida cadena de restaurantes implantada en varios países, sobre todo de Norteamérica, realizó una ponencia sobre el papel que desempeñan y su importancia para el sector del vino.

-¿Le gusta su profesión?

-Me encanta. Disfruto enormemente con ella. Y lo mejor es que no dejas de aprender ni de sorprenderte.

-Trabaja para una cadena de restaurantes.

-Efectivamente. Se llama Ruth's Chris Steak House y tenemos más de un centenar en diferentes países, aunque desgraciadamente todavía ninguno en Europa. Estamos implantados principalmente en Canadá y Estados Unidos y estamos especializados en la carne.

-¿En que consiste su trabajo?

-Yo suelo estar en Toronto (Canadá), aunque viajo a otros restaurantes de la cadena, y mi función principal es la de cualquier sumiller: llevar la carta de vinos y aconsejar el cliente cuáles tomar y cuáles van mejor con lo que vayan a comer.

-Supongo que tendrá muchas anécdotas que contar.

-(Risas). Sí, bastantes, la verdad, aunque ahora mismo no me acuerdo de ninguna en concreto. El cliente de hoy en día suele tener bastante claro lo que quiere, así que hay que saber aconsejarle dentro del margen que eso te permite, que no es siempre sencillo.

-¿Es la primera vez que visita Vinoble?

-Sí, y la primera vez que visito Jerez, pero tengo claro que quiero volver. En España había estado antes, pero en San Sebastián.

-¿Qué le ha parecido?

-¿Uf! Asombroso. Al menos para mí, porque en un mercado como el nuestro, un acontecimiento como Vinoble no es algo demasiado común. Y hay tantas cosas que ver y por descubrir...

-¿Le gustan los vinos de Jerez?

-Me encantan. Son formidables.

-Quédese con uno.

-Me gustan todos, pero mi debilidad es el sherry. Es sencillamente espectacular, con una complejidad que cautiva.

-¿Considera que los caldos de esta tierra siguen siendo unos grandes desconocidos en el mundo?

-En gran parte sí. Quizá sea por su complejidad. No son fáciles de 'vender', por ejemplo, en Canadá, que es donde más me muevo. Mi trabajo implica aconsejar al cliente que viene a nuestros restaurantes, y la verdad es que los vinos de Jerez son complicados. No están acostumbrados a utilizarlos para la mesa. Sea como fuere, la gente del norte de América, por ejemplo, no los conoce bien. Hay que tener en cuenta también que se trata de una cultura muy diferente.

-¿Pero usted cree que son buenos para acompañar en las comidas?

-Por supuesto que sí. Por eso digo que en parte son unos grandes desconocidos en ese aspecto.

-¿Cómo podrían darse a conocer entonces?

-No es un trabajo fácil. Hay que tener paciencia, porque es un proceso largo y complicado, que requiere de mucha divulgación. Pero creo que hay que hacerlo, porque los vinos de aquí son realmente espectaculares, como decía anteriormente.

-Cualquiera diría que está enamorada de los jereces.

-(Risas) Pues se podría decir que sí. Y de otros vinos andaluces. Mire, le voy a contar algo que me pasó antes. Probé un licoroso de Montilla-Moriles con uva de Pedro Ximénez (Don P.X. Ginés Liébana 1910) y me sucedió lo que nunca antes me había pasado. Fue como una explosión en la mente. Con ese toque de regaliz, que me recordaba a un dulce que tomaba de pequeña, me transportó a cuando tenía 8 años de edad. Fue maravilloso.

-¿Un vino que haya descubierto aquí en Vinoble y que le haya sorprendido, además de ése?

-Uno húngaro, muy especial por su esencia. No lo conocía y me he gustado mucho.

-¿Cree que el jerez debería saber venderse mejor?

-Tanto esta tierra como España en general hace un trabajo de marketing muy bueno, y eso hay que reconocérselo. Aquí, por ejemplo, es posible visitar las bodegas y ver cómo se fabrica el vino. Es algo poco común.

-¿Lo recomendará ahora?

-Ya lo hago, aunque, como decía, no es fácil por su complejidad. Pero a partir de ahora lo haré aún más, seguro.