INEFICAZ. El Xerez sólo pudo empatar. / LA VOZ
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Al Xerez le faltó el espíritu y la garra que muestra en Chapín

No supo jugar con un hombre más y un jugador de campo en la portería rival y vuelve a colocarse en puestos de descenso

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En casa no se habría escapado. El Xerez perdió la oportunidad en Eibar de romper la barrera que le separa de las victorias lejos de su estadio. Pocas veces tendrán los azulinos unas circunstancias tan favorables para traerse tres puntos a domicilio. Y es que la actitud con la que se afronta el tramo final del los duelos en Chapín es totalmente diferente a la que se tiene en territorio extraño. Ayer faltó ese espíritu que se tiene en Chapín para ir a por los partidos. El Deportivo estuvo el último cuarto de hora con un jugador más sobre el terreno de juego y un hombre de campo bajo palos. No sólo no lo aprovechó, sino que prácticamente no puso en apuros al circunstancial meta de los vascos.

La rabia de esa inoperancia final impedía disfrutar del punto, pues además supone un paso atrás ya que los de Esteban regresaron ayer a la zona de descenso.

Y se comenzó a mirar atrás en una clásica tarde de fútbol vasco. El cuadro no podía ser más tópico. Ipurua, pequeño, apretado, con lluvia, frío, barro y la niebla en los picos de los montes que decoran el paisaje guipuzcoano. A ese escenario saltó Esteban con una sorpresa en el once. Francis ocupaba el carril diestro y Pedro Ríos se veía desplazado a la banda izquierda. En la punta del ataque se confirmaba la presencia de Yordi. Los tobillos del isleños habían superado la última prueba y el ariete se convertía una semana más en el referente ofensivo del conjunto azulino. Y es que por muy crecido que estuviera Antoñito o por muchos centímetros que acumule Míchel, Yordi parecía el delantero más adecuado para saltar de inicio en Ipurua. Atrás quedaban las precauciones por el peligro de la décima cartulina amarilla o los maltrechos tobillos del delantero.

El Xerez tuvo el partido al final pero los jugadores fueron inoperantes ante una superioridad numérica y una importante debilidad en la portería rival. Mendoza y Carlos Calvo fueron los únicos que probaron a Txiqui, que había recogido los trastos del portero expulsado.