VARIEDAD. Jesús, con su pequeño puesto de complementos de cuero en El Rastro.
Jerez

Nunca pasa de moda

Jesús Barea es uno de los primeros marroquineros que comenzó a trabajar en Jerez pequeños y curiosos complementos de cuero

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La marroquinería llegó a Jesús Barea como una forma de sacar unas perras cuando tan sólo contaba con dieciséis años. En lugar de pedirle a papá, pensó que era más instructivo y le hacía más independiente tomar el asunto por su cuenta. «Fundamentalmente aprendí solo, de forma autodidáctica. Si acaso, mi tío y mi abuelo, que eran zapateros, me pudieron enseñar algo, pero casi todo lo supe por intuición», comenta Jesús.

Así estuvo nuestro artesano de aquí para allá, vendiendo pequeñas pulseras y alguna cartera de piel, pero narra que «la cosa no estaba muy boyante y, tras una mala venta sufrida un día, acabé aburrido y me fui a Gerona, donde estuve catorce años trabajando en una fundición de bronce para esculturas artísticas». Jesús Barea había estudiado Artes y Oficio en Jerez, y alguna idea de escultura tenía. Allí se encontraba feliz y con el cuero un poco olvidado. Pero como la tierra tira, un buen día hizo las maletas y se vino con la familia, de nuevo, a Jerez. «Fue cuando comencé de nuevo a retomar el tema del cuero. Aunque tengo mi trabajo, porque de esto es muy difícil comer, el cuero me sirve como una diversión y además como una ayuda extra que no viene mal», subraya.

Géneros

Las pulseras, fundas de petacas con dibujos, los amuletos, pendientes, algún collar o carteras hechas a mano. «Todo lo que ves hecho con piel de ternera que compró en Sevilla y en Antequera».

Los encargos como bolsos a la medida o carteras hechas al gusto del cliente son también trabajos de este artesano del cuero que fue uno de los primeros en comenzar a Jerez con este tipo de venta ambulante. «No nos sentimos bien tratados los artesanos que salimos a la calle a vender nuestros trabajos. Yo, que he vendido en muchos lugares de Jerez, siempre me he visto como muy perseguido por ofrecer mis productos. Creo que no se me puede comparar con otro tipo de venta ambulante que puede hacer más daño. Aunque Jerez siempre ha sido un lugar bueno para la venta, deberíamos tener más respaldo de las instituciones».