TRADICIÓN. Garrido escribe desde los 20 años y es catedrático de Literatura.
ANTONIO GARRIDO PARLAMENTARIO DEL PP

«Es una imbecilidad pensar que el político no puede ser escritor»

Se confiesa un privilegiado, porque su experiencia política se puede considerar como una prolongación de su perdurable estancia en el mundo de la cultura. El malagueño Antonio Manuel Garrido Moraga desempeña en esta octava Legislatura el cargo de portavoz del PP en la comisión de cultura del Parlamento de Andalucía. Hizo de su amor por los libros, que comenzó cuando apenas cumplió los veinte años, su profesión. Es catedrático de Literatura Española y profesor de Periodismo en la Universidad de Málaga.

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«Es una idiotez pensar que un señor que hace unos presupuestos generales no pueda escribir poesía», opina con contundencia Garrido. Achaca esta sensación a una especie de leyenda urbana, porque entiende que la política y la literatura no son, ni mucho menos, incompatibles.

Para dar contundencia a su aseveración recurre al pasado. El parlamentario popular explica: «Hoy parece raro que un político sea escritor, pero la historia política de España está llena de ejemplos que dictaminan lo contrario».

Cita, para apuntalar su explicación, a una nutrida nómina de hombres que compaginaron la creación literaria y la legislativa: José de Echegaray (premio Nobel), Francisco Martínez de la Rosa, Manuel Azaña, Niceto Alcalá Zamora, Benito Pérez Galdós o el también premio Nobel, Camilo José Cela, que fue senador Real.

«Un señor que está en política puede ser un escritor y pensar lo contrario es una imbecilidad», abunda. Antonio Garrido ha publicado ya alrededor de veinte libros, incluyendo una antología poética. En una ocasión estuvo dando conferencias de literatura española en Cuba durante seis días. Cada uno de ellos escribió un poema y tituló su libro, 'Seis poemas de La Habana'. Uno en concreto, 'No hay marcas ni señales', es uno de los preferidos de su producción personal.

Cuentos

Ahora ha dejado descansar el verso para centrarse en los cuentos, pese a que opina sin ambages que la realidad siempre supera a la ficción. «Una cosa es la ficción y otra la imaginación, donde uno puede crear todos los mundos posibles», expone.

Garrido considera que una realidad como la de Josef Fritz, el ciudadano austriaco que mantuvo encerrada en el sótano de su casa a su hija a la que violó durante 24 años y con la que tuvo siete hijos, es una realidad que difícilmente puede imaginar nadie.

«Y en medio de toda esa monstruosidad una madre, violada y humillada, saca fuerzas y valor para sacar adelante a sus hijos», destaca el político malagueño.