Prueba de fuego en Irak

a visita sorpresa que la secretaria de Estado norteamericana ha realizado a Bagdad encuentra plena justificación en la delicada situación que podría atravesar el Gobierno de Nuri al Maliki si Al Sadr cumple su amenaza de iniciar una guerra abierta contra Bagdad y las tropas estadounidenses. La fracasada ofensiva del Ejército nacional contra las milicias chiíes en Basora son un pésimo precedente de la capacidad de las Fuerzas de Seguridad iraquíes frente al posible levantamiento de las fuerzas que el clérigo chií controla también en Bagdad. Pero permitir al religioso radical, al que se ubica actualmente en Irán, que continúe manteniendo una amenazadora milicia de 60.000 fanáticos, equivaldría a hipotecar la estabilización de todo Irak. Por ello es vital que Rice consiga aunar el apoyo de kurdos y suníes.