Sacrificio en la sombra

Toda la semana trabajó duro para llegar a la cita. Sufrió, luchó, y ganó. Es imprescindible por la ausencia de competidores, por su incuestionable y por la jerarquía que ejerce dentro del campo. Ayer, Gustavo López tiró de esto último para poner su granito de arena en la victoria ante el líder.

No pudo brillar como a él le gustaría. Durante la primera mitad se sacrificó en el aspecto defensivo, ayudando a un Raúl López que las pasaba canutas. Todo el tiempo abajo, achicando balones, presionando y recuperando. Pocas veces tenía la oportunidad de lanzar un contragolpe, rápidamente interceptados por los numantinos.

La suerte es que no le duelen prendas y cual camaleón se adapta a todo tipo de situaciones. Le tocó currar y se puso el mono de trabajo.

Con poca gasolina

El descanso reactivó a sus compañeros, con más problemas mentales que físicos, pero el argentino llegaba muy justo de gasolina. No ha podido entrenar con normalidad ni un solo día de la semana, y el cansancio comenzaba a aparecer en el rostro del cuervo

El juego cargaba por la banda derecha, obviando la figura de Gustavo, que notaba su dificultad a la hora de desbordar. Cuando le llegaba la bola, sus opciones sólo pasaban por el centro o el pase corto, pero aún así no pidió el cambió. Y aguantó los noventa minutos para sorpresa de todos.

Consciente de su limitación, el zurdo dejaba el carril para pasar al centro, donde ayudaba en la construcción a los dos pivotes y podía combinar mejor con los delanteros. En esa posición daba más opciones ofensivas al equipo, que quedaba algo cojo en la banda derecha.

No fue su mejor partido ni mucho menos, pero al final recibió el abrazo /de todos sus compañeros por su esfuerzo.

Esta semana ha recibido la noticia de que el club quiere que siga siendo la bandera del equipo amarillo, al menos una temporada más. Que siga siendo el alma, el líder de este equipo. El ejemplo a seguir.