Del sabor a bombón a las Vespas hechas libros

Sólo los vecinos más antiguos de la calle Corneta Soto Guerrero recuerdan el taller de reparación de bicicletas y alquiler de Vespas de Jaime que existió en esta vía en la época dorada de los años 40 y 50. Un negocio que el tiempo y los caprichos de las coyunturas convirtieron en la Librería Jaime. «Con la llegada del Seat 600 vino la crisis de la Vespa y eso obligó a mi padre (José Luis Jaime) a poner este comercio dedicado a la lectura en 1.968», explica Juan Antonio Jaime mientras coloca algunos libros en las estanterías.

Cuarenta años después, no sin problemas, pues como dice el heredero «la gente sigue leyendo poco», Librería Jaime, sigue abierta, que no es poco. «Lo más difícil de llevar un negocio de este tipo es la avalancha de novedades que hay actualmente en el sector y la falta de lectores. Hay que tener en cuenta que en Andalucía es donde menos se lee de España. A esto se suma que los universitarios ya no compran libros porque con los apuntes y el internet no los necesitan», lamenta.

Juan Antonio asegura que lo que los libros más vendidos son «las novelas narrativas».

En el camino también se han quedado negocios tradicionales como la barbería, la sastrería, la tienda de exposición de azulejos y la casa de novias.

El inminente retiro provisional de las líneas de autobuses de la plaza de España con motivo de las obras del parking de Canalejas, unos trabajos que está previsto que se inicien a finales de este mes, mantiene «muy preocupados» a los comerciantes de la calle Corneta Soto Guerrero, pues consideran que con ello perderán gran parte de su clientela. «Esta vía tiene mucha vida y movimiento debido al transporte público y esa obra puede ser la muerte de esta calle, pues no se puede mantener un negocio sin clientes», vaticina Eloisa González, la propietaria del Herbolario Edén -número 6 de Corneta Sotoguerrero-, uno de los pocos negocios de este tipo que existen en el casco antiguo y, sin duda, un paraíso para los naturistas y amantes de la vida sana. «Todo lo que vendemos aquí está hecho a base de hierbas, incluso la cosmética (maquillaje, champú y cremas para la cara y la celulitis) es natural. Tenemos eucaliptos para los asmáticos, plantas para el estreñimiento y para los diabéticos, el abanico es muy amplio y nos ha permitido tener una importante cartera de clientes, muchos de ellos vienen de los pueblos de la provincia para comprarnos», detalla al tiempo que su marido, José Manuel, agrega entre bromas: «La jalea real y las plantas para estreñidos salen mucho porque aunque no lo parezca hay muchos que padecen este problema».

Hasta hace una semana en el local colindante al herbolario se encontraba la Perfumería Eduardo, sin duda «otro de los comercios más antiguos de la calle», como recuerda Eloisa.

Dulces artesanos

En el número 3 duplicado de la calle, haciendo esquina con Argantonio, se encuentra la confitería Maype (María y Pepe). Un negocio especializado en bombones, pasteles y caramelos artesanos, de esos que se hacen con recetas a la vieja usanza, que lleva abierto casi 30 años, y en donde se hacen «los mejores pasteles de Cádiz», según confiesa un sacerdote que es un fiel cliente. Entrar allí supone hacerse la boca agua, una orgia para la vista y el olfato. Por doquier se acumulan expositores de bombones, grandes botellas cilíndricas transparentes con caramelos de vivos colores, pestiños acabados de hacer y vistosas cajas con chocolates. «Todo lo que se vende aquí es muy artesano, destaca la amplia variedad de bombones y galletas, así como los caramelos antiguos, los cuáles vuelven loca a la gente porque les hace recordar su niñez», explica María del Carmen Sánchez, la empleada más antigua del establecimiento con veinte años detrás del mostrador. Ella dedica dos horas diarias a cuidar el centenar de especialidades de chocolate que se exponen en las vitrinas. Se confiesa una enamorada del mundo de los chocolates a los que lleva dedicados todos sus años de vida profesional y afirma que «para mí, el mejor regalo sigue siendo una caja de bombones».

La calidad de los productos de Maype está más que demostrada, ya que manda por mensajería dulces a diversos puntos de España, como Madrid y Bilbao. «Son varios los negocios que nos compran el turrón de Cádiz. Lo hacemos durante todo el año, pero es más demandado por los turistas durante los meses de julio y agosto», detalla María del Carmen Rosas, otra de las trabajadoras.

Las torrijas y los huevos de Pascua son otros productos estrella durante Semana Santa.

La calle Corneta Sotoguerrero también cuenta con una tradicional cafetería. El mesón La Fragua se fundó en 1980, desde entonces Juan Guerrero Corrales sirve cafés sobre el rústico mostrador. «Esta es una de las calles que tiene más paso de Cádiz porque toda la gente que se baja del autobús en la plaza de España y viene al centro pasa por aquí», confiesa. La tradicional costumbre del café del mediodía hace que el local rebose de clientes, así como a la hora del aperitivo.

En el número 4, se encuentra la Lencería Marade. Un establecimiento especializado en ropa interior de casi 20 años que ha cambiado de propietarios en los últimos tiempos. Allí Chari Romera despacha calzoncillos, calcetines, camisones y pijamas entre su clientela sin ocultar la incertidumbre que le produce la eliminación de los autobuses en plaza de España.

Entre los comercios nuevos destaca La Rata Bastarda, un negocio de ropa para jóvenes.

Angosta y corta

La vía que hoy nos ocupa también se denominó calle de La Manzana, como refleja un antiguo rótulo en una de las fachadas. Peatonal, adoquinada, angosta y de pequeña longitud, Corneta Sotoguerrero conecta la plaza de Las Tortugas con la calle San Francisco. Libre de vehículos el movimiento en esta «arteria» lo ponen exclusivamente los innumerables viandantes que por ella pasan con dirección a la zona comercial del casco antiguo o en sentido inverso para coger el autobús en la plaza de España.

jmvillasante@lavozdigital.es