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El paro en el campo argentino deja al país al borde del caos y el desabastecimiento

Fortalecidos con el apoyo creciente de manifestantes en las principales ciudades del país, los productores agropecuarios de Argentina cumplieron ayer 15 días de paro con cortes de carreteras en casi todo el territorio en un conflicto que ya se plantea como el más grave del Gobierno de Cristina Fernández desde que asumió el poder en diciembre.

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Camiones con alimentos permanecen bloqueados desde hace días en los caminos con mercancías perecederas. Hay choques entre huelguistas y chóferes de camiones por las incomodidades de una espera incierta en los piquetes. Los alimentos comienzan a escasear en la ciudad. De seguir el paro se acabará el pan, la carne, el pollo y los lácteos entre otros productos básicos para la dieta de los argentinos.

Proyectado como país productor de alimentos para el mundo, Argentina se enfrenta ahora a la escasez derivada de una aguerrida protesta de productores después de que el Gobierno anunciara el aumento de impuestos a la exportación de soja y girasol, cuyos crecientes precios en el mercado internacional están permitiendo al campo obtener rentas extraordinarias.

La medida de fuerza apuntaba a impedir la comercialización de granos en los puertos, pero luego, a medida de que la Administración manifestaba su voluntad de no negociar con los productores, la protesta se disparó y más allá de los intentos de los dirigentes rurales por contener el malestar, miles de agricultores y sus familias se apostaron en las rutas para impedir el paso de transportes con alimentos.

«Un sacrilegio»

«Sé que esto es un sacrilegio pero no me queda alternativa», comentaba el productor Santiago Galeazzi, propietario de una granja, obligado a deshacerse de la leche de vaca porque la fábrica que la comercializa no pudo llegar para recogerla. «No podemos dejar de ordeñar a los animales porque enferman», lamentó. Otros tuvieron que sacrificar aves o descartar huevos, verduras y frutas atrapadas en los piquetes.

Los propietarios de carnicerías en Buenos Aires advirtieron que muchos locales se quedaron sin mercadería, y otros, habitualmente con mayores reservas, se están quedando sin nada. Los fabricantes de harina denunciaron que no pueden llegar con sus productos por lo que las panaderías se quedan sin provisiones.

La protesta genera cada vez mayor tensión. En Córdoba, en el centro del país, un centenar de camiones logró sortear un corte tras una semana de espera, pero los neumáticos reventaron por los obstáculos que habían colocado los productores en el camino. Enfurecidos, los chóferes dieron vuelta una camioneta, atacaron un campamento junto a la ruta y hubo golpes y heridos. Como consecuencia de los incidentes, un hombre de 64 años murió al sufrir un infarto y no poder ser trasladado a tiempo hasta un hospital.