Raciones de papilla informática

Se trata de un grupo de señoras con algunos añitos. Cuando comienza la primera clase, el profesor indica a las alumnas que cojan el ratón con la mano derecha. Todas se suben a la silla y comienzan a chillar despavoridas. Nadie les había dicho antes que este utensilio es un periférico casi imprescindible para usar un ordenador. Tranquilos, para eso están Jesús Pérez, José María Puerto y Oscar Gil. Ellos son jóvenes informáticos y especialistas en diseño gráfico. Creativos que tienen su cuartel general en la calle Porvenir, 34.

Los ordenadores se convierten para los alumnos en tiernas criaturas que se dejan dominar por el usuario. «Fundamentalmente eso es lo que deseamos. No pretendemos montar una academia. Esto es más bien un servicio que nos gratifica mucho. Así que enfocamos nuestro trabajo didáctico en personas mayores que quieren tener acceso a Internet, por ejemplo, o a los más pequeños con cursos que ahora vamos a iniciar de informática en inglés. Aprenden inglés e informática al mismo tiempo», comenta Jesús Pérez.

Oscar Gil se encarga de la creación de dibujo gráfico, con cursos que también «pretenden ofrecer a los alumnos las reglas esenciales para poder moverse en este mundo. Pero todo muy práctico, nada de teoría que se convierte en paja inservible».

Jesús muestra ilusionado un catálogo de experiencias de personas que jamás pensaron poder tener acceso a un correo electrónico, a su cuenta del banco o a visitar páginas en internet. «Me acuerdo de un señor con Parkinson que gracias a su propio esfuerzo pudo llegar a dominar el ratón. Y todo porque los nietos le pedían que jugara con ellos en el ordenador», comenta.

Informática doméstica al alcance de todos. Esas son las coordenadas de los chicos de Técnicos PC y Arte Visual. El ratón, en informática, no es un roedor ni muerde cuando lo tocas. Y además tiene un poder de seducción que, cuando se le coge el tranquillo, no se deja jamás. «Eso es lo más importante, que las máquinas estén a nuestro servicio, y usándolas con una cierta base, son muy beneficiosas para todos», concluye Jesús.