LIBRO. García-Albi, presentada por Nuria Agrafojo. / OSCAR CHAMORRO
Cultura

Inés García-Albi mira la historia del periodismo español «con ojos de mujer»

La escritora presentó en la Asociación de la Prensa el libro 'Nosotras que contamos', un trabajo de investigación «con clara vocación crítica»

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«¿Cómo vas a ir a África, con lo rubia que tú eres?». Es sólo una anécdota -o puede que no-, de las muchas que recoge Inés García-Albi en Nosotras que contamos, el libro que presentó ayer en la Asociación de la Prensa de Cádiz, y en el que desgrana la larga relación de afrentas y sumisiones que ha tenido que soportar el género femenino también en esta profesión, supuestamente liberal. Nuria Agrafojo, redactora de LA VOZ, se encargó de glosar el brillante currículum de García-Albi, una investigadora «empeñada en cubrir el vacío que la historiografía al uso ha dedicado a las aportaciones de la mujer al periodismo, a sus luchas, a sus logros y al mucho trabajo que aún queda por hacer en pos de la igualdad absoluta».

En Nosotras que contamos, la autora ha recabado los testimonios de 42 periodistas «de varias generaciones y niveles de popularidad, desde gente muy conocida a reporteras de agencia, para poder construir una radiografía certera de la profesión».

Los resultados no pueden ser menos alentadores: De 221 diarios que hay en España, sólo 18 están dirigidos por mujeres; el 50% de las periodistas cobra menos de 1.500 euros, mientras que en el caso de los varones es el 27%; el 91% de los que ganan más de 3.000 euros al mes, son hombres, frente a un 9% de mujeres.

García-Albi utilizó la estadística para acabar con cualquier resquicio de triunfalismo «sólo porque se haya avanzado bastante, lo que desde luego es cierto».

A partir de ahí, la escritora relató la historia del periodismo, pero «visto con ojos de mujer», lo que la convierte «en una historia diferente, muy diferente a como la pueden contar los hombres». El recorrido incluyó nombres propios como Carmen de Burgos, Mercedes Roig o Josefina Cadavez, la redactora que tuvo que pedir perdón a sus padres por escribir a escondidas.

dperez@lavozdigital.es