Opinion

Educar en valores

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía reconociendo el derecho a «ejercer la objeción de conciencia frente a la asignatura Educación para la Ciudadanía» y los recursos anunciados tanto por la Fiscalía como por la Junta ante el Tribunal Supremo permitirán dilucidar dos de las cuestiones suscitadas en torno a la impugnación de la citada materia: si el derecho a la objeción, como expresión de la libertad ideológica consagrada por la Constitución, puede ser ejercido sin una previa regulación del mismo, en este caso en la enseñanza; y si cabe objetar que un alumno curse una determinada asignatura, o la salvedad sólo puede referirse a aquella parte de su contenido que pudiera colisionar con la mencionada libertad ideológica.

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Dictada en pleno período electoral, la sentencia del TSJA está siendo objeto de un debate partidario en el que la retirada de la citada asignatura se encontraba ya presente como promesa del Partido Popular. Esto último hace que el conflicto vaya a ser, con toda probabilidad, objeto de nueva lectura una vez se conozca el veredicto de las urnas. A tenor de la rotundidad con que ha defendido esta parte de su programa, parece lógico pensar que la eventualidad de que Mariano Rajoy llegue a la presidencia del Gobierno supondría la inmediata desaparición de la materia y, por consiguiente, del litigio judicial. Mientras que la posible victoria socialista representaría un indudable espaldarazo político a las tesis del Gobierno, sin que ello debiera afectar al criterio de los tribunales.

Pero lo que resulta de todo punto inconveniente es que la falta de consenso sobre una asignatura cuya implantación han recomendado las instituciones europeas desemboque en una sucesión de recursos y resoluciones judiciales que podrían eternizarse, afectando a la armonía que se requiere para alcanzar un sistema educativo de calidad e integrador.

La victoria popular suprimiría la asignatura y el litigio, pero no podría obviar la cuestión de fondo en cuanto a la necesidad de educar a los más jóvenes en valores constitucionales como una tarea también de la escuela. Pero la victoria socialista debería obligar al más amplio entendimiento en el seno de la comunidad educativa y en el foro parlamentario para evitar algo tan contradictorio como que esa tarea sea en sí misma objeto de conflicto. Sería la mejor manera de educar en valores.