CANDIDATO. Zapatero recibió ayer en Madrid el respaldo de los artistas.. SERGIO BARRENECHEA/ EFE
ESPAÑA

Zapatero se erige como garante de la libertad de expresión ante 'sus' artistas

El candidato rebaja las expectativas de victoria para que no decaiga la movilización

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El gran enemigo a batir no es Mariano Rajoy. José Luis Rodríguez Zapatero aseguró ayer que el líder del Partido Popular es un rival «difícil», pero la gran preocupación de los socialistas a tan sólo cuatro días para las elecciones generales es el exceso de confianza en una victoria holgada. «Es falso que ya esté hecho; esto no está ganado», aseguró minutos antes de protagonizar todo un alarde de poderío con los artistas e intelectuales que apoyan su candidatura.

En la dirección del PSOE aseguran que los indicadores de movilización son halagüeños. Ha subido la petición de voto por correo y los actos del candidato están siempre a rebosar, como en 1982. Y, sin embargo, el presidente del Gobierno insistió ayer en un encuentro con los periodistas que siguen su campaña en que no tiene la sensación de poder llegar a la mayoría absoluta. «La distancia entre PSOE y PP es corta, según todas las encuestas, y los electores no cambian de opinión en el último momento», calculó.

Su estrategia para los últimos días de la contienda irá dirigida a hacer que quienes aún se muestran indecisos se decanten a su favor, pero también a consolidar el voto de los ya afectos con mensajes emotivos, de «valores y principios». En su encuentro con los integrantes de la Plataforma de Apoyo a Zapatero (PAZ) dio muestras de ello. Hizo un canto a la libertad de expresión y una denuncia de aquellos que «descalifican insultan y denigran a quienes no piensan como ellos». En su lenguaje: el partido de Rajoy.

Ése es, según aclaró, el verdadero significado del «Buenas noches, buena suerte» con el que cerró sus dos debates televisados con Rajoy. Una despedida que remite al título de la película en la que George Clooney relató la rebelión del presentador estadounidense Edward Murrow contra la caza de brujas del senador McCarthy en la década de los 50.

Hasta ahora Zapatero no había explicado el por qué de ese recurso. Y si lo hizo ayer fue para provocar un golpe de efecto. Sentados frente a él, en uno de los salones del Círculo de Bellas Artes de Madrid, se encontraba la gente de la cultura a la que Rajoy llamó «los del canon»; el médico al que se acusó de mala praxis médica en la administración de cuidados paliativos, el doctor Luis Montes, y algunos inmigrantes. Ante todos ellos se erigió en representante del «cambio» y en la garantía de que no se dará un paso atrás. HOY I Acompañará a Felipe

González en un acto del PSOE en

Barcelona, el penúltimo de la campaña.