Guti se lamenta mientras los futbolistas de la Roma celebran la victoria. / Reuters
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El Madrid deja de soñar con la décima

Por cuarto año consecutivo, el Real Madrid abandona la Champions en octavos de final Sin fútbol, sin ideas y con síntomas de cansancio, los blancos sucumbieron ante la Roma

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Huérfano de fútbol, sin ideas, con Guti fundido y mermado por las ausencias de Ramos, Van Nistelrooy, Robben y Sneijder, el Madrid cayó por cuarto año consecutivo en los octavos de final de la Champions, y lo hizo con toda justicia. La 'Juve', el Arsenal, el Bayern de Múnich y esta vez una Roma que no tiene un equipo para ser campeón de Europa pero fue mucho mejor en el Bernabéu, no en el Olímpico, acabaron con las ilusiones de la décima.

Los de Schuster intentaron reaccionar tarde, cuando ya perdían 0-1 y estaban en inferioridad por la expulsión de Pepe. Pero no hubo milagro tras el gol en fuera de juego de Raúl. Vucinic acabó con cualquier incertidumbre. A los merengues no les quedará otra que centrarse en la Liga. Tienen la ventaja de jugar sólo una competición, pero dan alarmantes síntomas de cansancio.

El Bernabéu estaba lleno pero parecía un teatro animado sólo por los bulliciosos romanos, y el Madrid no metió la directa desde el arranque. En lugar de encerrar a los italianos, de intentar meterles el miedo en el cuerpo y de ganarse a su público a base de empuje, prefirió tomárselo con paciencia.

Los blancos regalaron el primer tiempo. Ni una buena salida de balón desde atrás, ni manejo en el centro del campo, ni paredes, ni desbordes, ni desmarques sin balón, ni adecuada presión colectiva, ni remate. Guti estuvo bien vigilado, Robinho está sin chispa y de Raúl no hubo noticias. Para colmo de males, tanto Heinze como Salgado, el gallego ya en el declive, se vieron impotentes para sorprender desde atrás. Baptista era el mejor de los locales y fabricó un par de ocasiones, las únicas del primer tiempo, en apenas cuatro minutos.

Gobierno romano

La Roma, sin delanteros. gobernaba el partido a su antojo. Se mostró como una escuadra bien trabajada, equilibrada y con las líneas muy juntas. De hecho, pudieron marcar con dos tiros lejanos de Aquelani consecutivos, pero el primero se estrelló en la madera y el segundo ante la mano salvadora de Iker. Menos mal para el Madrid que a la Roma sólo le faltó irse con más valentía arriba para despegarse en la eliminatoria. Nadaba pero, sobre todo, se preocupaba de guardar la ropa.

No le quedaba otra al Real Madrid que ponerle más intensidad en la reanudación. Aunque fuera a base de casta, de orgullo, de empellones, había que acorralar como fuera a los italianos, de hacerles dudar de sus posibilidades y temer por la eliminatoria. Baptista, el más enchufado de todos, volvió a probar de lejos y estrelló un golpe franco en el travesaño. Robinho se sacaba alguna falta de la chispera y el Bernabéu al fin rugía. Pero faltaban ideas, continuidad y fútbol, mucho fútbol.

La Roma llegaba menos, pero cuando se acercaba siempre daba sensación de peligro. Tanto que, nada más entrar en lugar de un 'ausente' Mancini, el montenegrino Vucinic lanzó al larguero tras una combinación notable. Míchel caía lesionado una vez más y Schuster gastaba el segundo cambio -antes entró Drenthe por Diarra- con Miguel Torres. Pepe, lentísimo tras mes y medio inactivo, se ganó la segunda amarilla y la expulsión. Mal asunto y sentencia con el espléndido cabezazo del brasileño Taddei. Raúl, en fuera de juego y con Perrota doliéndose en la otra punta del campo, sólo consiguió dar emoción al tramo final. Hasta que Vucinic cerró la noche. ¿Porca miseria!