AVANCE. Doris Taylor y el jefe de Cardiología del Gregorio Marañón, Francisco Fernández-Avilés.
Sociedad

Corazones artificiales

La investigadora Doris Taylor presenta en Madrid sus avances en la creación de órganos en animales a partir de células madre

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Los expertos mundiales ya asemejan su pionera iniciativa con el primer trasplante cardíaco o con la utilización de la penicilina. Se trata del trascendental proyecto de investigación liderado por la doctora norteamericana Doris Taylor, adscrita al Centro de Enfermedades Cardiovasculares de la Universidad de Minesota, quien ha presentado en Madrid el proceso de creación de un corazón artificial procedente de animales muertos, primero de ratones y luego de cerdos con capacidad contráctil, es decir, de latir, a partir de células madre adultas.

Es la nueva era de la biomedicina cardiovascular, vaticinó el doctor Francisco Fernández Avilés, cardiólogo del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, y coordinador junto al doctor Javier Díez, del Centro de Investigación Médica Aplicada y Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra, del simposio internacional sobre Avances en la investigación traslacional de las enfermedades cardiovasculares, celebrado durante dos jornadas y auspiciado por la Fundación Ramón Areces.

La técnica utilizada por la doctora Taylor y su equipo consiste, básicamente, en vaciar el corazón de los cadáveres de los animales mencionados y, a partir de su esqueleto, implantar progenitores celulares (células madre adultas) del mismo animal. A juicio de la investigadora, cualquier órgano que reciba circulación puede ser objeto de este proceso, por lo que avanzó que los investigadores que dirige ya ha comenzado a trabajar en la creación de otros órganos como el hígado, el riñón, el pulmón y el páncreas.

Su próximo paso, según explicó la investigadora, se centrará en utilizar el esqueleto cardíaco de un cerdo para implantarle células progenitoras de humanos. ¿Su aplicación en fase clínica en humanos? La investigadora estadounidense la situó entre los tres y cinco próximos años, manejando previsiones optimistas y siempre que disponga de los recursos económicos suficientes.

Doris Taylor explicó que en su brillante investigación no se producen efectos secundarios, ya que se aplica sobre modelos in vitro. Se trata de un «corazón aislado sometido a estimulación artificial». «Al segundo día de implantar las células madre -dijo- se empiezan a notar los primeros latidos. Al cabo de ocho días, se constata la aplicación eficaz en el órgano». Las posibilidades de este método son enormemente amplias, ya que pueden aplicarse a «cualquier órgano que tenga vascularización y vasos que lo irriguen, desde tejidos humanos hasta órganos».

Sin rechazos

Respecto a su eventual y futura aplicación en humanos descartó que se produzcan rechazos, toda vez que la aplicación clínica de estos experimentos se realizará siempre con las células no embrionarias de los propios pacientes. Taylor comenzó a trabajar en terapia celular aplicada a los fallos cardiacos hace ya una década, cuando se comprobó que el miocardio humano lesionado (necrosis, rechazo, sobrecarga, etc...) puede regenerarse a partir de células progenitoras. Como es sabido, la célula madre o troncal es aquella que es capaz de dividirse indefinidamente y diferenciarse a distintos tipos de células especializadas, no sólo morfológicamente sino también de forma funcional.

Las evidencias más recientes sugieren que las células madre residentes en el miocardio pueden estimularse e incrementar la regeneración postinfarto. Sin embargo, el mayor cuerpo de evidencia en este sentido indica que la pobre capacidad de regeneración natural que tiene el corazón puede ser estimulada mediante el trasplante de diferentes tipos de células progenitoras extracardíacas. Ya hace cerca de diez años que el grupo dirigido por Taylor fue pionero en la administración de progenitores a pacientes con insuficiencia cardíaca y el estudio preclínico experimental de los diferentes tipos celulares.