AFECTADOS. Estudiantes y empleados rezan por las víctimas. / AP
MUNDO

Otro pistolero estremece a EE UU

El autor de la matanza en una universidad de Illinois estaba perturbado y había dejado de medicarse

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Una vez más las apariencias han engañado y bajo su imagen de «gran estudiante» Steven P. Kazmierczak escondía la mente de un perturbado que acabó por causar una verdadera masacre tras disparar indiscriminadamente a 21 personas, de las que cinco perecieron, para luego suicidarse. Parece ser, según los últimos informes, que el autor de la tragedia había dejado de medicarse y eso le condujo a comportarse de «forma errática» los días previos al suceso.

En plena clase de geología, en una de las tumultuosas salas de conferencias en la Universidad del Norte de Illinois, nadie se esperaba que Kazmierczak, un ex alumno de 27 años graduado con muy buenas notas en sociología en 2006, escondiera en una inofensiva funda de guitarra el arma que segaría cinco vidas para después acabar con la suya propia.

John Peters, rector del centro, especificó que los muertos fueron «cuatro hombres, incluido el agresor, y dos mujeres». Peters explicó que cuatro fallecieron en la escena del crimen, entre ellos el atacante, quien todavía escondía municiones bajo su abrigo cuando decidió quitarse la vida, y otros dos en el hospital. La mayoría de la veintena de heridos, todos ellos estudiantes, fueron trasladados al Hospital Comunitario Kishwaukee.

Muy apreciado

Por su parte, el jefe de Policía de la Universidad, Donald Grady, confirmó ante los medios de comunicación el extraño comportamiento de Kazmierczak los días previos a la matanza. No obstante, Grady dejó claro que «no hubo ninguna señal de aviso que hiciera pronosticar esta tragedia» porque nadie sabía que ya no tomaba los fármacos que le habían prescrito y que no especificó. «Había sido un estudiante ejemplar, galardonado con distintos premios y muy querido entre el cuerpo de profesores así como por sus compañeros», añadió el mando policial.

La dantesca escena provocada en apenas unos segundos por Kazmierczak causó una inmediata estampida de la clase donde se produjo el tiroteo. Mientras gritaban, los estudiantes se agachaban para protegerse, algunos se arrastraron, otros se parapetaron detrás de sus asientos y el resto se dirigió como pudo hacia la salida. George Gaynor, uno de los alumnos que se encontraba en la sala, explicaba a The Northern Star, el periódico del campus universitario, que «una chica recibió un tiro en el ojo y un muchacho resultó herido en una pierna».

El caos que reinó durante el indiscriminado ataque ha suscitado todo tipo de especulaciones sobre lo que realmente sucedió. Algunos testigos afirmaron que el pistolero llevaba dos armas: una escopeta y una pistola, y que sólo disparó selectivamente a los estudiantes que estaban ubicados en una parte de la sala de conferencias. Edward Robinson, otro de los testigos de la inexplicable acción, declaró que «sabía a quién y dónde quería disparar».

Cuatro armas

Sin embargo, Kevin Cronin, portavoz de la Oficina de Control de Bebidas Alcohólicas, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos explicó que fueron cuatro las armas encontradas, tres pistolas y una escopeta, que Kazmierczak llevaba escondida en la funda de guitarra. Cronin reconoció que dos de las pistolas utilizadas en la masacre fueron adquiridas legalmente el 9 de febrero a través de un distribuidor autorizado.

El presidente Bush definió lo ocurrido en el campus como «una situación trágica» y pidió a todos los estadounidenses que rezasen por las víctimas y sus familias. El de Illinois ha sido el cuarto incidente de este tipo ocurrido en un centro educativo de EE UU en una semana.