Sociedad

Llegó el turno de medir a Cibeles

La 47 edición de pasarela madrileña abre sin sorpresas con las propuestas de Victorio&Lucchino, Duyos o Schelesser

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La Pasarela Cibeles abrió su 47 edición con pocas sorpresas. Cada diseñador sigue en su estilo o trata de innovar, con más o menos acierto para recolarse en el mercado. Los andaluces Victorio & Lucchino pusieron el punto de exuberancia, lujo, suntuosidad y hasta ampulosidad con una colección otoño invierno en la que hay astracán y zorro en un guiño ruso, pero sin olvidarse de los volantes que identifican a la pareja.

Ágatha Ruiz de la Prada abrió la primera jornada con su habitual festival colorista y los clásicos estampados de corazones y flores. Le siguió un Jesús del Pozo que continúa experimentado en las estructuras. Ha dejado atrás la amplitud de formas para ceñir más las prendas al cuerpo pero con un esmerado trabajo en cortes, drapeados y superposiciones de telas. Dice inspirarse en la época medieval y el futurismo tanto en formas como en tejidos. En las telas, las sedas son tan rígidas que se parece a la arpilla para dar ese toque del medievo. Y el tejido tecnológico, con muchos brillos, podría ser una armadura futurista. Del Pozo emplea el cuero trabajado hasta darle una apariencia de malla metálica en distintas aplicaciones. Los pantalones son todos pitillo, los largos van a la rodilla, las chaquetas se estrechan y corta unas pecheras que crean ese efecto entre lo antiguo y lo que está por venir. «Soy ecléctico, busco mezclas y contrastes, lo rústico y lo elaborado», asegura el modista madrileño, incansable en la búsqueda de la evolución. Los colores van del malva a verdes apagados y grises de ese efecto metálico. Remató el desfile con una modelo que se asemejaba a una dama saliendo del castillo con un bebé en sus brazos, mientras sonaba un coro monacal.

'De Lorca a Bowie'

La espectacularidad es la nota distintiva de Vitorio & Lucchino, que eleva y llena emoción la pasarela. Los andaluces han titulado su colección De Lorca a Bowie (David), mezclando nostalgia de los años treinta y los de la época más psicodélica. En la noche hay una revisión en el concepto del volante, que cae en cascada en llamativos vestido de noche en gasas y sedas de color fresa. También hay formas amplias en la noche con cuerpos en terciopelo combinados con faldas abullonadas en tafetán, rematadas con drapeados que tiene la forma de una rosa. Esta sería la parte más lorquiana y andaluza.

Las pinceladas rusas las pusieron lujosos abrigos que mezclan astracán, zorro para remates y piel de leopardo. El astracán lo emplean también para ceñir suntuosos vestidos con apliques de organza, un efecto lujoso que también domina en prendas de tejidos bordados.

Los diseñadores se apuntan a los tejidos tecnológicos -cada vez más introducidos en las colecciones--para hombre y mujer. Frente a las prendas más sofisticadas, los andaluces quieren dejaron claro que también saben ser contenidos y sobrios. Chaquetas y abrigos de cortes clásicos en cachemir fueron algunos ejemplos en este sentido.

La apuesta más abigarrada de los modistos del sur, contrasta con las líneas más depuradas del donostiarra Fernando Lemoniez. Fiel a su estilo, sin sorprender, presenta formas amplias que dan movimiento a vestidos, cortados algunos en ángulo recto. Parecen prendas sencillas pero requieren un esmerado trabajo de patronaje. Esta vez, Lemoniez sube el tono de los colores, en rojos, fucsia o naranja, y los remata con collares de pasamanería para romper la sobriedad.

Sin novedades tampoco en la colección del cántabro Ángel Schlesser, con líneas depuradas, cuya sobriedad se rompe con apuntes de drapeados, pliegues y algún volante en el escote. El protagonista es el vestido y junto a él faldas tubo o semitubo. En tejidos, el satén junto con el tweed lavado, mohair y piqué de algodón en colores que van del cruzo a verdes hoja o amarillo oro. Schlesser fue el primer modista que congregó en la tarde mayor número de famosos (Ana Botella, Fran Rivera, Mónica Molina, Mabel Lozano ).

Falta de apoyo

El madrileño Juan Duyos pertenece a la generación de los diseñadores jóvenes a quienes les cuesta abrirse camino en el mercado. Tienen que competir con las marcas internacionales y echan en falta apoyo institucional. Además, al diseño español le resulta muy difícil salir fuera de nuestras fronteras.

La pasarela es para muchos, además de una muestra de creatividad, una forma de hacer marca, «pero muchos se quedan en el camino, pasan por aquí y les es difícil regresar», apunta este creador. Su colección se inspira esta vez en la geometría y sus prendas llevan cosidos un collage de círculos, rectángulos o trapecios, con volumen y remates abullonados.

Cerró la primera jornada el veterano Elio Berhanyer, con riqueza de tejidos tanto en noche como en su línea más sport. Terciopelos, gasas y pieles de visón y zorro para un invierno dominado, en colores, por el blanco y el negro.