Hay que pagar

El otro día leí las declaraciones en este periódico de dos personas, padre e hijo, supuestamente implicadas en el suceso ocurrido en nochevieja en la barriada de los Albarizones. El disparo de un cohete le causó graves lesiones a Rocío Vázquez, una joven de 24 años. Ha perdido el ojo izquierdo y 300 puntos le cosen la mitad del rostro. Los dos imputados alegan en su defensa que se trató de «un accidente» y a continuación señalan que ellos formaban parte de un grupo numeroso de personas. Por eso sostienen que «si hay que pagar que paguemos todos y no sólo un padre y su hijo». Los dos presuntos implicados, en sus declaraciones, reconocían haber participado en los hechos pero no mostraban arrepentimiento y, ni por asomo, pedían disculpas a la chica herida. Será el Juez el que decida cuántas personas están implicadas pero, en cualquier caso, la actitud demostrada por estas dos personas es repulsiva y cobarde. No vale menear la mierda y salpicar a los demás. Lo que hay que hacer es asumir la responsabilidad de unos actos que han podido costar la vida a una persona. Reconocer la gravedad de la imprudencia cometida y, para empezar, pedir perdón a la víctima.

Habrá que esperar a que la policía concluya la investigación de los hechos y se determinen las imputaciones. El delito de lesiones por imprudencia puede acarrear penas de prisión de hasta 3 años, dependiendo del grado de las heridas y las circunstancias en las que se cause. Las imprudencias se pagan; y no sólo en la carretera.