Opinion

La guerra civil inter-sunní

Dos gravísimos atentados a cargo de suicidas causaron ayer unos 30 muertos en Iraq en una prueba más de que Al Qaeda ha resuelto matar a cuantos sunníes puedan pasarse al ocupante norteamericano. El primero mató a unas 25 personas en Baiyi, muchas de ellas civiles, al hacerse explosionar junto a un puesto de control mixto americano -Al-Sahwa- y el segundo tuvo lugar en Bakuba. Ambas ciudades están en provincias (Salaheddin y Diyala) de fuerte mayoría sunní.

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«Al Sahwa» es en árabe despertar y en inglés también se llama así (awakening councils) a los grupos que, por así decirlo, han terminado por despertarse (to awake) de su sueño o su letargo político y se han pasado de la insurgencia, donde eran un puntal decisivo, a colaborar con el ejército norteamericano contra Al Qaeda, una organización estrictamente sunní.

Este cambio ha sido militarmente decisivo y explica en gran parte el fuerte descenso de la violencia, pero su beneficio indudable a corto plazo en el registro de la seguridad provoca otros problemas políticos que tienden a complicar la situación de fondo. El gobierno iraquí, de extracción y mayoría chií, anuncia que no tolerará que la federación tribal sunní se convierta en otra milicia fuera de control y desde Teherán deben estar llegando muestras de impaciencia.

El ejército norteamericano ha ido a lo práctico en el marco de la estrategia del general Petraeus, quien utiliza a fondo el arma política y la relación tradicional de fuerzas en el país compuesto que es Iraq: cada sunní pasado a su bando recibe 300 dólares mensuales, una pequeña fortuna allí, más el equipo militar y el entrenamiento precisos. De hecho, el atentado de Bakuba de ayer tuvo por escenario el funeral por dos milicianos sunníes, padre e hijo, de los awaneking councils que habían muerto el domingo (por cierto tiroteados por error por soldados americanos). Estaban allí líderes locales de los grupos que han comprobado hasta qué punto el llamamiento de Al Qaeda a matar a los apóstatas va en serio.