CRÍTICA DE TV

Filósofos

Seguro que más de uno habrá dejado sin leer esta columna al ver que se titula Filósofos en vez de Famosos o Furcias. Si usted sigue ahí, se lo agradezco. Los filósofos del título, por otro lado, no somos usted y yo, sino otros dos que salen en un programa de televisión en Alemania. Sí, sí: de televisión. Que no, hombre, que no le estoy engañando. Es que no en todas partes la tele es como en España; hay sitios donde la tele sirve, incluso, para que aparezcan filósofos. Es en Alemania, ya digo, en el canal público ZDF.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El programa se llama Cuarteto filosófico y se emite con regularidad, o sea que no es un error de la cadena. Entre los habituales del programa están dos nombres importantes del pensamiento europeo contemporáneo: Rüdiger Safranski y Peter Sloterdijk. Curioso, ¿eh? Ya ve usted, hay sitios donde la gente piensa que la televisión puede ofrecer a personas hablando de cosas importantes y para reflexionar. Hace dos o tres semanas, Cuarteto filosófico debatió sobre unas palabras del actual ministro del Interior, que ha dicho que es muy probable que los terroristas se armen pronto con material nuclear.

¿Qué sentido tiene que un ministro del Interior diga cosas así?, se preguntaban los filósofos. ¿Se trata de meter miedo a la gente, de prevenir males imparables, de poner la venda antes de recibir la herida? Sloterdijk explicaba que estamos en una sociedad absolutamente esquizofrénica y, además, paranoica, y dibujaba un paisaje donde la obsesión por la seguridad como garantía de la libertad terminaba reduciendo la libertad de las personas a una pura filfa. Porque a fuerza de prevención, todo el mundo termina dejándose vigilar con esas cámaras que te miran en el trabajo o en la vía pública; todo el mundo menos, precisamente, los elementos peligrosos.

A veces la prevención del riesgo para eludir un mal termina ocasionando males mayores. Un ejemplo: en EEUU, después de los atentados del 11-S, mucha gente dejó de viajar en avión, por miedo a los terroristas, y escogió hacerlo en coche; el resultado es que el aumento de accidentes de tráfico provocó una mortalidad mayor incluso que los propios atentados. Y así siguieron, hablando de cosas donde, por cierto, juega un papel esencial la televisión como altavoz del Gran Peligro.

Pero no vamos a entrar en ese asunto, sino que nos limitaremos a expresar nuestro pasmo: ¿un programa de filósofos en una cadena de televisión! Para el espectador español, cuyas referencias filosóficas oscilan entre Sardá y Santigo Segura, entre Wyoming y Boris Izaguirre, eso de los alemanes suena rarísimo. Tampoco faltará quien diga que es aburridísimo. Donde se verifica que cada país tiene la televisión que se merece.