CRÉDITO. Un grupo de clientes esperan su turno para ser atendidos en una oficina bancaria. /L.V.
Economia

Cada español acumula una deuda media con bancos y cajas de 20.500 euros

Los compromisos de pago se han multiplicado por 2,5 en seis años Los especialistas consideran que aún no se ha llegado a niveles de riesgo

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Nunca hemos tenido tanto dinero y nunca hemos vivido tan endeudados. A día de hoy, las familias españolas acumulan una deuda de 900.000 millones, lo que equivale a una media de 20.500 euros por persona. Hace sólo seis años, eran 8.300. Dicho de otra forma: en lo que va de década, la deuda de los hogares se ha multiplicado por dos y medio. Los especialistas insisten en que no hay, de momento, motivo para la alarma. Pero lo cierto es que las obligaciones de pago de las familias siguen en aumento, incluso de forma un tanto paradójica: desde hace casi dos años el consumo crece a menor ritmo, y sin embargo el crédito destinado a ese fin se acelera. En la sociedad de la opulencia, como la bautizó Galbraith, se persigue tener cuanto antes lo que se desea, aunque ello suponga contraer más y más deudas. Hasta hace bien poco, nadie habría pensado en pedir una hipoteca para adquirir bienes de consumo. Sin embargo, cinco de cada cien euros concedidos en préstamos por bancos y cajas corresponden exactamente a ese modelo. Vivir a crédito no es hoy sinónimo de mala administración doméstica, como lo era en la generación de nuestros abuelos. Es simplemente normal.

La deuda de las familias equivale a aproximadamente el 90% del Producto Interior Bruto (PIB), cuando en el año 2000 apenas superaba el 54%. Es decir, para pagarla sería preciso reunir toda la riqueza creada en el país entre el 1 de enero y el 25 de noviembre. Visto desde una óptica más doméstica: una familia media necesita el 125% de su renta bruta disponible (antes de pagar impuestos, lo que significa que una vez liquidados éstos es preciso un porcentaje muy superior) de un año para hacer frente a la totalidad de sus obligaciones con el sistema financiero. La media de los países del euro está alrededor del 100%, así que en materia de endeudamiento también estamos a la cabeza de Europa.

La delgada línea roja

¿Han traspasado las familias españolas la delgada línea roja que las sitúa en peligro de quiebra? Todos los especialistas coinciden en responder con un 'no' rotundo. Una negativa que se basa en un dato tranquilizador: los activos financieros de esas mismas familias superan la suma de 1,8 billones de euros. Es decir, la cuantía total de su dinero en efectivo, los depósitos bancarios, las inversiones a plazo fijo, las acciones, los fondos de inversión y pensiones, las pólizas de seguro, etc. es el doble que la de la deuda. Lo que sucede es que la línea roja que no debe traspasarse a menos que se quiera asumir un riesgo cierto no está fija en un lugar.

Esa movilidad supone que no pocas familias pueden acostarse un día creyéndose a salvo y despertarse a la mañana siguiente envueltas en el sudor frío del miedo. La razón está en la parte de esos activos financieros que está invertida en acciones. Porque mientras que la deuda responde a las decisiones adoptadas por los particulares (pedir nuevos créditos o cancelar los existentes), la cotización de las acciones escapa de su control. El día que la Bolsa se vuelve loca y sube con entusiasmo irrefrenable, la situación financiera de muchas familias mejora. Cuando se desploma ante rumores o amenazas de crisis, el respaldo económico de esos mismos hogares disminuye. Y hay que tener en cuenta que el 42% de los activos financieros de los ciudadanos está directa o indirectamente (fondos de inversión y de pensiones) relacionado con el parqué.

«Estamos lejos del límite de riesgo, y además ya se han puesto las condiciones para que se frene el endeudamiento». Julián Cubero, economista jefe del Servicio de Estudios del BBVA para España, lanza un mensaje tranquilizador. Por un lado, recuerda que la riqueza total de los hogares multiplica por siete el PIB y está formado al 80% por propiedades inmobiliarias. Por otro, apunta que las condiciones para que se frene el endeudamiento ya están puestas. Los créditos hipotecarios descienden desde hace unos meses y ahora quien tira de la demanda es el crédito al consumo, mucho menos relevante para el resultado final, porque aunque ha crecido mucho supone sólo el 27% del total.

Inercias

Un total que es llamativo se mire como se mire: «Estamos en tasas de endeudamiento que se aproximan a las habituales en Estados Unidos y Reino Unido, y desde luego están por encima de las que se dan en la Europa continental», explica Xavier Segura, jefe del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya. Pero lo más destacable a juicio de Segura es la velocidad a la que la deuda se ha acumulado, favorecida por una serie de circunstancias coincidentes: la estabilidad de precios causada por el euro, los bajos tipos de interés, la larga fase de crecimiento, las cifras históricas de población ocupada...

Los indicadores económicos empiezan a mostrar una desaceleración en la evolución de la deuda, pero las inercias continúan. Algunas de ellas son muy evidentes: así, mientras el consumo creció en 2005 al ritmo del 4,2%, bajó al 3,7 en 2006 y puede terminar el presente año con un 3,2%, según el Servicio de Estudios del BBVA, el crédito solicitado para financiarlo ha seguido en aumento. En 2006 se disparó nada menos que un 18%. Ello significa que las familias moderaban su afán de compra de bienes y servicios al tiempo que recurrían más y más a bancos y cajas para financiarlo. Incluso con fórmulas poco utilizadas hasta ahora.

Como explica Segura, es precisamente la flexibilidad de las entidades financieras a la hora de ofrecer fórmulas de financiación lo que explica el mayor recurso al crédito para el consumo. Es una de las razones por las que el saldo de los créditos hipotecarios para financiar consumo supera ya el 5% del total, según los últimos datos del Banco de España.